Hábitos saludables

Alimentación

22 de agosto de 2022

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Consejos para una alimentación sana y equilibrada

Índice

  1. ¿Qué se entiende por alimentación saludable?
  2. ¿Qué diferencia hay entre alimentación y nutrición?
  3. Grupos de alimentos
  4. La Pirámide NAOS. Estrategia Española
  5. Consejos para una alimentación sana y equilibrada

La alimentación no es solo lo que se ingerimos, pero, fundamentalmente, la salud depende de la variedad y la clase de alimentos que consumimos para nutrir de energía y defensas a nuestro cuerpo.

¿Qué se entiende por alimentación saludable?

Al hablar de alimentación, se puede hacer desde un triple enfoque: como la acción de alimentar o alimentarse; como aquellas cosas que se toman como alimento, o, incluso, como una referencia a la actividad industrial. Sin embargo, es un concepto más rico vinculado a costumbres sociales, culturales y religiosas. Además, marcado por factores económicos o geográficos que condicionan nuestro estado de salud.  

Más allá del hambre, existen otros factores que condicionan nuestras elecciones alimenticias, como el olor, sabor y aspecto; la educación, grupo religioso, la disponibilidad de los productos o la capacidad económica para poder comprarlos; o factores como el contexto social y las actitudes relacionadas con la salud. 

La alimentación saludable es la que es suficiente, completa y equilibrada, aporta los alimentos necesarios, en sus cantidades idóneas, para cubrir los requerimientos nutricionales de una persona en sus diferentes etapas de la vida.

¿Qué diferencia hay entre alimentación y nutrición?

Cuando hablamos de alimentación y nutrición conviene hacer la distinción entre ambos términos, ya que, así como la alimentación es un acto voluntario, influenciado por múltiples factores, por tanto, que puede ser condicionado socialmente y por la educación; la nutrición es inconsciente, involuntaria, ya que se trata de procesos del organismo vinculados a la digestión, absorción, transporte, utilización y eliminación de nutrientes.  

Grupos de alimentos

  • Grupo 1: frutas, verduras y hortalizas: las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) son que se ingieran al día no menos de 400 g de frutas y verduras.
  • Grupo 2: cereales y patatas: ricos en hidratos de carbono, estos alimentos son una fuente muy importante de energía y parte de una dieta saludable.    
  • Grupo 3: las legumbres: las alubias, los guisantes, los garbanzos, las habas y las lentejas forman parte de un grupo de alimentos que son fuente de proteínas, hidratos de carbono complejos, fibra, minerales y de casi todas las vitaminas.
  • Grupo 4: aceites y grasas: son alimentos de origen vegetal y animal que están compuestos por lípidos casi totalmente.
  • Grupo 5: los lácteos: vitaminas liposolubles, calcio y proteínas con alto valor biológico con aminoácidos esenciales son las peculiares propiedades de la leche y sus derivados.
  • Grupo 6: los huevos, pescados, mariscos, carnes y embutidos: comparten como característica integradora las proteínas y grasas.

La Pirámide NAOS. Estrategia Española

La Pirámide NAOS. Estrategia Española

La estrategia española para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad, también conocida como Estrategia NAOS y nacida en 2005, es una iniciativa que pretende invertir la tendencia de la obesidad en la población española y reducir de forma significativa las altas tasas de morbilidad y mortalidad atribuibles a las enfermedades no transmisibles.

Dentro de esta estrategia se encuadra la pirámide que recomienda la frecuencia en la que han de consumirse los distintos grupos de alimentos y actividades físicas. Esta pirámide establece tres niveles diferentes: alimentos y ejercicios recomendados a diario, varias veces a la semana y ocasionalmente. En el primer grupo, por ejemplo, se recomienda realizar alguna actividad física moderada durante al menos 30 minutos, como caminar, sacar al perro o subir escaleras. Sin olvidar, beber entre uno y dos litros de agua cada día. 

En el segundo nivel de la pirámide, se deben consumir varias veces por semana alimentos como pescados blancos y azules, legumbres, huevos, carnes, embutidos o frutos secos. De forma paralela, se recomienda practicar más de una vez en este periodo gimnasia, natación, tenis, atletismo o deportes de equipo.   

En la cúspide de esta pirámide se encuentran los alimentos que se deben tomar de manera ocasional: bollos, dulces, refrescos, chucherías o patatas fritas y análogos. También debe ser ocasional el tiempo que se dedique a actividades sedentarias como ver la televisión, jugar con videojuegos o utilizar el ordenador.

Consejos para una alimentación sana y equilibrada

  • Planificación: el actual estilo de vida puede conducir a una distribución horaria de las comidas irracional. Por este motivo, los expertos recomiendan no olvidar la importancia de cinco comidas al día: desayuno, tentempié, comida, merienda y cena.
  • Disminución de calorías: consumir menos calorías no tiene por qué significar comer menos alimentos. Para evitar pasar hambre, es recomendable sustituir aquellos alimentos que tengan un alto contenido calórico por otros que sean bajos en calorías y grasas, sin que dejen de hacer sentir saciado.
  • El plato saludable: cada plato de comida este debe contener un 50% de frutas y verduras, un 25% de proteínas y un 25% de carbohidratos. 

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

Codex: ES-NON-00686

Información adicional

Derechos de los pacientes

23 de agosto de 2022

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¿Cuáles son los derechos y deberes del paciente?

Índice

  1. ¿Cuáles son los derechos del paciente?
  2. Los deberes del paciente
  3. Marco regulatorio legal
  4. Promoción de los derechos de los pacientes

Todos podemos ser pacientes en cualquier momento de nuestras vidas. Si bien, en sentido estricto, paciente es aquella persona que padece física y corporalmente, y especialmente quien se halla bajo atención médica. También se define como paciente la persona que es o va a ser reconocida médicamente.

¿Cuáles son los derechos del paciente?

De forma general, los pacientes españoles gozan de una serie de derechos que se engloban en ocho grandes áreas:

  • Acceso a la atención sanitaria: los pacientes tienen derecho a obtener los productos sanitarios y medicamentos necesarios, a ser atendidos dentro de un plazo adecuado y de acuerdo a criterios éticos, de equidad y a solicitar una segunda opinión médica.
  • Autonomía del paciente: recibir toda la información previa a cualquier procedimiento diagnóstico o terapéutico, a escoger entre las diferentes opciones existentes y a renunciar a recibir los tratamientos o actuaciones sanitarias propuestas.
  • Intimidad y confidencialidad: los pacientes tienen derecho a ser atendidos en condiciones que garanticen su intimidad, dignidad, autonomía y seguridad. Por otro lado, tienen derecho a la confidencialidad de la información relacionada con su enfermedad y a acceder a los datos personales obtenidos en el proceso asistencial.
  • Experimentación e investigación científica: derecho a saber si los procedimientos de pronóstico, diagnóstico y terapéuticos pueden ser utilizados para un proyecto docente o de investigación, sabiendo que nunca comportará un peligro adicional para su salud.
  • Prevención de la enfermedad y la protección de la salud: se refiere al derecho a conocer los problemas de salud de la colectividad que supongan un riesgo para la salud, así como al derecho a que esa información se difunda en términos comprensibles y verídicos.
  • Información asistencial y acceso a la documentación clínica: los pacientes tienen derecho a recibir información sobre las prestaciones y servicios que se ofrecen, así como al acceso a su historia clínica, documento completo que recogerá toda la información acerca de su estado de salud y de las actuaciones clínicas y sanitarias llevadas a cabo.
  • Participación de los pacientes y usuarios: se recoge el derecho a conocer y a poder identificar, en cualquier situación, a los profesionales que prestan la atención sanitaria. También, el derecho a prestar reclamaciones y sugerencias.
  • Calidad y la seguridad asistencial: los pacientes tienen derecho a una asistencia sanitaria de calidad humana y científico-técnica, así como a una atención segura, basada en protocolos de seguridad clínica consensuados y actualizados.

Los deberes del paciente

Las personas que viven con una enfermedad tienen también que saber que su colaboración es fundamental y por ello se habla también de los deberes de los pacientes. Por ejemplo, tienen la obligación de colaborar en el cumplimiento de las normas e instrucciones establecidas en las instituciones sanitarias. Eso incluye tratar con el máximo respeto al profesional sanitario, a los otros enfermos y a sus acompañantes y colaborar en el buen mantenimiento de las instalaciones sanitarias.

Asimismo, todos los pacientes tienen el deber de solicitar información sobre las normas de funcionamiento de la institución sanitaria que le esté atendiendo y sobre los canales de comunicación existentes en la misma. También han de conocer el nombre de su médico.

Por otro lado, existe el deber de firmar el documento de alta voluntaria en caso de que no se acepten los métodos de tratamiento propuestos frente a su enfermedad y el de responsabilizarse del uso adecuado de las prestaciones ofrecidas por el sistema sanitario, fundamentalmente en lo que se refiere a la utilización de servicios, procedimientos de baja laboral o incapacidad permanente y prestaciones farmacéuticas y sociales.

Marco regulatorio legal

La Constitución Española:

  • Concretamente, en el artículo 43 de la Constitución se reconoce el derecho a la protección de la salud, siendo competentes los poderes públicos para organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas, así como de las prestaciones y los servicios que se consideren oportunos y necesarios. Los poderes públicos también fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el deporte.

Leyes y reglamentos:

  • Se desarrolló una regulación básica en la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, en la que se reconoce el derecho al respeto de la personalidad, dignidad e intimidad del paciente. Recoge también el derecho a la no discriminación, a estar informado sobre los servicios sanitarios, el derecho a la confidencialidad y a la asignación de un médico que notifique los procedimientos.
  • La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica centra su atención en la voluntad de humanización de los servicios sanitarios.
  •  16 años después, surge la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, que, entre otros, cuenta con diferentes objetivos como:
    • La prestación de servicios a los usuarios del Sistema Nacional de Salud en condiciones de igualdad y calidad.
    • El aseguramiento universal y público por parte del Estado.
  • La coordinación y cooperación de las Administraciones públicas sanitarias.
  • Prestación de una atención integral de la salud.
  • La financiación pública del Sistema Nacional de Salud.
  • Igualdad de oportunidades y la libre circulación de los profesionales sanitarios.
  • Colaboración entre los servicios sanitarios públicos y privados.
  • La colaboración de las oficinas de farmacia con el Sistema Nacional de Salud.

Promoción de los derechos de los pacientes

Los derechos de los pacientes son un eje básico de las relaciones clínico-asistenciales y sobre ellos han mostrado su preocupación todas las organizaciones internacionales con competencia en la materia. Un interés que empezó a hacerse visible tras el fin de la Segunda Guerra Mundial por parte de organizaciones como Naciones Unidas, la UNESCO, la Organización Mundial de la Salud (OMS) o, el Consejo de Europa y la Unión Europea.

Ante la importancia creciente de los derechos de los pacientes, estos organismos han promovido declaraciones o desarrollado normas jurídicas bien sobre aspectos genéricos bien sobre cuestiones específicas. Pero sin duda, el más importante, sobre todo por su trascendencia y su papel como punto de referencia, es la Declaración Universal de derechos humanos, del año 1948.

En su artículo 25 se reconoció que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.

A partir de ahí, han ido apareciendo múltiples declaraciones internacionales de mayor o menor alcance e influencia que se han referido a dichas cuestiones:

  • En 1994 con la Declaración sobre la Promoción de los Derechos de los Pacientes en Europa, promovida por la Oficina Regional para Europa de la OMS, que tras la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se convirtió en un referente en el ámbito más estrictamente sanitario.
  • Dos años después, en 1996, se aprobó por unanimidad en la OMS la Carta de la Reforma de la Atención Sanitaria de Ljubljana, en el que se reconoció que “debe haber cobertura universal y acceso equitativo para toda la población a la asistencia necesaria”.
  • Un año más tarde se celebró la 4ª Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud, surgió la Declaración de Yakarta sobre la Promoción de la Salud en el s. XXI, que ofrece una visión y enfoque para la promoción de la salud en este siglo.
  • En mayo de 1998, fue adoptada, durante la 51ª Asamblea Mundial de la Salud, la Declaración Mundial de la Salud. Firmada por todos los países miembros de la OMS, la Carta Mundial de la Salud supone un espaldarazo a la salud como uno de los derechos fundamentales de todo ser humano. A su vez, afirma la dignidad y el valor de cada persona, así como la igualdad de derechos y deberes y la responsabilidad compartida de todos en lo que a salud se refiere.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

Codex: ES-NON-00454

Enfermedades infecciosas

Hepatitis C

22 de agosto de 2022

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Diagnóstico y tratamiento para la Hepatitis C

Índice

  1. ¿Qué es la hepatitis C y cómo se transmite?
  2. Síntomas de la Hepatitis C
  3. Diagnóstico y tratamiento para la Hepatitis C
  4. Prevención de la Hepatitis C

El hígado es un órgano esencial que puede sufrir una infección, como la ocasionada por el virus de la hepatitis C. Esta enfermedad se transmite por contacto entre la sangre de una persona portadora del virus y la de otra. En la mayoría de los casos, suele pasar desapercibida durante los primeros meses por ausencia de síntomas. Una vez diagnosticada y gracias a los nuevos tratamientos, su curación se produce en la mayoría de los casos.

¿Qué es la hepatitis C y cómo se transmite?

La hepatitis se refiere a la inflamación del hígado, un órgano de suma importancia para el cuerpo humano que, entre otras funciones, procesa los nutrientes, filtra la sangre y combate las infecciones.

Así, la hepatitis C es una enfermedad del hígado causada por la infección por el virus de la hepatitis C (VHC), que produce inflamación y acúmulo de fibra colágena en el hígado (fibrosis), lo que altera su correcto funcionamiento.

No obstante, la hepatitis C puede curarse en un alto porcentaje de casos mediante tratamiento. Los pacientes con fibrosis avanzada/cirrosis que reciben tratamiento anti-VHC precisarán seguir con los controles de detección precoz del cáncer hepático. Al curarse, el riesgo disminuye, pero no desaparece totalmente.

El virus de la hepatitis C se desplaza por el cuerpo humano a través de la sangre. Por lo tanto, la transmisión se produce cuando la sangre de una persona con el virus entra en contacto con la de otra persona. Además, este virus es capaz de sobrevivir durante varios días en la sangre seca, por ejemplo, de materiales de higiene personal.

Existen conductas o hábitos que aumentan la posibilidad de transmisión como:

  • Tener relaciones sexuales en las que exista contacto sanguíneo.
  • Materiales no esterilizados adecuadamente en la realización de tatuajes o piercings, así como en las intervenciones odontológicas, manicuras, etc.
  • Compartir material de higiene personal, tales como maquinillas de afeitar o cepillos de dientes, ya que pueden tener restos de sangre.
  • Igualmente, compartir jeringuillas u otros materiales sin esterilizar para el consumo de drogas.

La hepatitis C puede transmitirse también de madre a hijo durante el embarazo o durante el parto.Por último, no se produce la transmisión por tocar, besar, abrazar, ni compartir cubiertos ni platos, por ejemplo.

Síntomas de la Hepatitis C

Los síntomas suelen ser parecidos, pero de acuerdo al estadio de la hepatitis los síntomas se muestran de diferentes formas. 

  • Hepatitis C aguda: esta fase dura los primeros 6 meses, y en la mayoría de los casos suele pasar desapercibida, sin síntomas. Sin embargo, en caso de que se produzcan, los síntomas son fiebre, fatiga, dolor abdominal, náuseas, vómitos, orina oscura e ictericia (piel y ojos amarillentos).
  • Hepatitis C crónica: las consecuencias físicas de esta infección crónica pueden variar de unas personas a otras: algunas nunca desarrollarán un daño significativo en el hígado; otras padecerán una leve cicatrización del tejido de este órgano (fibrosis) y entre el 20% y el 30% desarrollará cirrosis al cabo de 15 o 20 años.

Diagnóstico y tratamiento para la Hepatitis C

Tras la transmisión del virus de la hepatitis C y producirse la infección aguda durante los seis primeros meses, las personas infectadas –en su gran mayoría- no notan síntomas, por lo que su detección precoz suele ser bastante reducida. De hecho, en algunos pacientes se produce el diagnóstico cuando ya se ha producido un daño hepático.

La infección por el virus de la hepatitis C se diagnostica en dos etapas:

  • Detección de anticuerpos anti-VHC (virus de la hepatitis C) mediante un examen serológico. Si estos anticuerpos están en la sangre, significa que la persona ha estado en contacto con el virus de la hepatitis C.
  • Prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La prueba definitiva es la que mide la cantidad de material genético, el ARN del virus de la hepatitis C, que hay en la sangre.Si la prueba sale positiva, se confirma que la persona está infectada por el virus de la hepatitis C y automáticamente se hace una determinación de la cantidad de virus presente en la sangre.

A partir de esto, el médico será la persona que valore la terapia más adecuada, para lo que tendrá en cuenta una serie de factores como: la situación clínica del paciente, si tiene enfermedades asociadas, la edad, la probabilidad de respuesta, etc.

El tratamiento de la hepatitis C no se basa en un solo fármaco o terapia. La velocidad a la que se multiplica el virus, replicándose en miles de millones de copias de sí mismo en un día, pudiendo producirse alteraciones en la estructura genética del virus durante este proceso, hace necesario la combinación de dos o más fármacos. Los medicamentos actuales se presentan en una sola pastilla que incluye dos o tres fármacos.

También existe una nueva generación de fármacos que actúan sobre puntos concretos del ciclo vital del virus, evitando la replicación del mismo. Así, han aparecido los nuevos agentes antivirales de acción directa (los AAD), que se administran por vía oral.

Prevención de la Hepatitis C

Actualmente todavía no se ha encontrado una vacuna capaz de prevenir la infección, por la capacidad del virus de cambiar constantemente.Por tanto, las medidas a tomar consisten en reducir el riesgo de exposición, por ejemplo, en especial entre las personas que consumen drogas inyectables, en las que mantienen relaciones sexuales sin protección o entre el personal sanitario.

La Organización Mundial de la Salud ha recomendado una serie de intervenciones para disminuir el riesgo de transmisión como son:

  • Higiene de las manos.
  • Esterilización de material que entrañe riesgo de transmisión del VHC.
  • Manipulación y eliminación segura de objetos afilados y desechos.
  • Análisis de la sangre donada.
  • Capacitación del personal sanitario.
  • Promover el uso correcto y sistemático de preservativos

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

Codex: ES-NON-00741

cáncer de cabeza y cuello

Cáncer de cabeza y cuello

18 de abril de 2024

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Descubre los tipos de cáncer de cabeza y cuello

Índice

  1. ¿Qué es el cáncer de cabeza y cuello?
  2. Tipos de cáncer de cabeza y cuello
  3. Síntomas del cáncer de cabeza y cuello
  4. Factores de riesgo del cáncer de cabeza y cuello
  5. Diagnóstico y tratamiento del cáncer de cabeza y cuello

El cáncer de cabeza y cuello es el sexto tipo de cáncer más común en el mundo. En 2024 se registraron en España, aproximadamente, más de 10.000 nuevos casos. La edad media de aparición de este tipo de cáncer está  por encima de los 50 años, aunque algunos más específicos como el de nasofaringe y glándulas salivares pueden tener una aparición más temprana.

¿Qué es el cáncer de cabeza y cuello?

El término cáncer de cabeza y cuello engloba un grupo de tumores de carácter maligno localizados en los senos paranasales, nasofaringe, orofaringe (amígdala, paladar blando, base de lengua), hipofaringe, laringe, cavidad oral (mucosa oral, encía, paladar duro, lengua y suelo de boca) y glándulas salivares. Dentro de esta clasificación se excluyen los tumores de la piel, cerebrales y tiroideos.

Dado el carácter heterogéneo en términos de origen y comportamiento que caracteriza a este grupo de tumores, los clasificamos en cinco categorías distintas de acuerdo con la zona de la cabeza o del cuello en la que empiezan.

Tipos de cáncer de cabeza y cuello

  • Cáncer de laringe: los principales síntomas son la ronquera, dificultad para tragar, problemas para respirar y dolor. La laringe es un conducto corto formado por cartílago situado justo abajo de la faringe en el cuello. El otorrinolaringólogo es el encargado de realizar el diagnóstico del cáncer de laringe.
  • Cáncer de nasofaringe o cavum: se ubica en la parte más alta de la faringe, detrás de las fosas nasales, justo por delante de la columna cervical. Los síntomas suelen ser tardíos y relacionados con la dificultad para respirar, oír (por obstrucción de las trompas de Eustaquio) o sangrado nasal.
  • Carcinoma de orofaringe y cavidad oral: la orofaringe es la parte de la faringe que se inicia por detrás de la boca. El carcinoma de orofaringe y cavidad bucal incluye todos los tumores que se desarrollan en los labios, el paladar blando, el paladar duro, la lengua y las amígdalas.
  • Tumores nasales y de senos paranasales: los senos paranasales se ubican anatómicamente en las cavidades de los huesos faciales y se caracterizan por ser estructuras aéreas; mientras que la cavidad nasal es el espacio hueco que hay dentro de la nariz.
  • Tumores de las glándulas salivares: las glándulas salivares se subdividen en glándulas mayores y menores; dentro de las glándulas mayores se recogen la parótida, submaxilar y sublingual. Es en estas mismas donde fundamentalmente se localizan los tumores, aunque en general los tumores de las glándulas salivares tienen una frecuencia relativamente baja.

Síntomas del cáncer de cabeza y cuello

Varían en función del tipo de tumor, es decir, del lugar donde se localiza.

Algunos de los síntomas pueden ser:

  • Un bulto en el cuello.
  • Una llaga en la boca o en la garganta que no sana y duele.
  • Dolor de garganta que no desaparece.
  • Dificultad para tragar.
  • Cambio o ronquera en la voz.

Además, algunos de ellos, por zonas específicas, pueden ser:

  • En la cavidad oral se puede presentar un parche blanco o rojo en la encía, la lengua o revestimiento de la boca, bulto o inflamación en el maxilar o sangrado poco común en la boca.
  • En la faringe, algunos síntomas comunes que pueden presentarse incluyen dolor al tragar, dolor persistente en el cuello o garganta, molestias o zumbido en los oídos, así como dificultad para la audición.
  • En la laringe, dificultad para respirar o hablar; dolor al tragar o dolor de oído.
  • En los senos paranasales y la cavidad nasal, algunos signos y síntomas que se pueden experimentar incluyen congestión persistente de los senos paranasales, infección crónica de los senos paranasales (sinusitis) que no responde al tratamiento con antibióticos, sangrado nasal, dolores de cabeza frecuentes, inflamación u otras alteraciones oculares, dolor en los dientes superiores, o dificultades relacionadas con prótesis dentales.
  • En las glándulas salivales puede aparecer hinchazón debajo en la zona submentoniana o alrededor del maxilar, adormecimiento o parálisis de los músculos faciales, así como dolor persistente en la cara, el mentón o el cuello.

Factores de riesgo del cáncer de cabeza y cuello

Algunos de los factores de riesgo para el cáncer de cabeza y cuello pueden ser:

  • Tabaco y alcohol: son los dos factores de riesgo más importantes de este tipo de cáncer, especialmente de la cavidad oral, orofaringe, hipofaringe y laringe. Al menos el 75% de los cánceres de cabeza y cuello son causados por el uso de tabaco y alcohol.
  • Virus del papiloma humano: La infección por tipos de virus del papiloma humano (VPH) que causan cáncer, sobre todo el VPH de tipo 16, es un factor de riesgo de los cánceres de orofaringe que afectan las amígdalas o la base de la lengua.
  • Dieta con carencias: el déficit de vitaminas, fundamentalmente A y C, puede contribuir al inicio de estos tumores
  • Higiene bucal: la escasa higiene bucal y las zonas de roce de las prótesis dentales mal ajustadas se relacionan con los tumores de orofaringe fundamentalmente.
  • Infecciones: La infección por el virus de Epstein-Barr es un factor de riesgo de cáncer de nasofaringe y de cáncer de glándulas salivales.
  • Radiaciones: los trabajadores al aire libre están expuestos a radiaciones ultravioletas, presentando una mayor incidencia de cáncer de labio inferior.
  • Genética: Algunos trastornos genéticos, como la anemia de Fanconi, aumentan el riesgo de presentar lesiones precancerosas y cánceres a una edad temprana.

Diagnóstico y tratamiento del cáncer de cabeza y cuello

No existen programas eficaces para la detección precoz de cáncer de cabeza y cuello. Ante la sospecha de un posible cáncer de cabeza y cuello, el médico puede realizar al paciente un minucioso examen físico y una valoración clínica que puede ayudar a diagnosticar tumores en estadios precoces, muchas veces asintomáticos.

Una prueba irrefutable para la confirmación de un diagnóstico de cáncer, es realizar una biopsia. La biopsia consiste en extraer una muestra de tejido o de células para examinarla con un microscopio.

Otras pruebas diagnósticas son la tomografía computarizada (TC), la tomografía por emisión de positrones (PET) o la resonancia magnética nuclear (RMN) con las que se puede determinar el alcance de la enfermedad (estadio), entre otras.

En cuanto a los tratamientos, hay diferentes según modalidades:

  • Cirugía: es el tratamiento primario en tumores precoces y en los enfermos que presenta recaídas tumorales operables.
  • Radioterapia: usado en tumores pequeños o paciente que no pueden ser sometidos a cirugía, se trata de ondas de radiación de alta energía para destruir las células cancerosas en el tumor y su alrededor. Puede destruir las células o bien detener su crecimiento cuando se administra a altas dosis.
  • Quimioterapia: fármacos con la finalidad de destruir las células tumorales. Se administra habitualmente por vía venosa, si bien algunos medicamentos se pueden administrar por la boca.
  • Inmunoterapia: busca estimular las defensas naturales del cuerpo con el objetivo de que estas combatan el cáncer.
  • Anticuerpos monoclonales: son fármacos intravenosos que actúan aprovechando la reacción que el sistema inmunitario genera a agentes extraños. En el caso de los anticuerpos monoclonales, esta respuesta inmune se puede utilizar para producir anticuerpos dirigidos contra una molécula específica; puede combinarse con la radioterapia y la quimioterapia al actuar de forma diferente.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de tu médico.

CODEX: ES-NON-02914 (fecha de creación: abril 2024).

cáncer de vejiga

Cáncer de vejiga

23 de agosto de 2022

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Factores de riesgo de los tumores de vejiga

Índice

  1. ¿Qué es el cáncer de vejiga?
  2. Signos del cáncer de vejiga
  3. Factores de riesgo del cáncer de vejiga
  4. Cáncer de vejiga: estadios y grados
  5. Diagnóstico y tratamiento del cáncer de vejiga
  6. El cáncer de vejiga se origina en la parte inferior del abdomen y puede presentarse de diversas formas. Principalmente, la alerta empieza cuando hay sangre en la orina y su tratamiento debe estar adaptado al estadio en el que se encuentre.

    ¿Qué es el cáncer de vejiga?

    La vejiga es un órgano que se encuentra en la parte inferior del abdomen (pelvis). Se encoge o se agranda en función de la orina, producida por los riñones, que tenga que almacenar y expulsar.

    Este cáncer se origina en la mayoría de los casos en las células que derivan de la mucosa que recubre el interior de la vejiga. Ocupa el noveno lugar en cuanto al número de diagnósticos de cáncer a nivel mundial.

    El cáncer de vejiga puede no ser invasivo, cuando el cáncer solo se localiza en la capa interna de la vejiga y no se ha extendido a capas más profundas, o invasivo, si el cáncer se ha extendido con mayor profundidad en el órgano.

    Signos del cáncer de vejiga

    En la mayoría de los casos, el primer signo del cáncer de vejiga es la presencia de sangre en la orina, lo que hace que ésta a veces pueda adquirir un color naranja o rosa o, con menos frecuencia, rojo más oscuro. Si lo detectas, es importante que un médico lo examine porque también puede ser síntoma de otras enfermedades.

    También se puede experimentar dolor, ardor al orinar o la necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual, entre otros cambios. Y si el cáncer está más avanzado también puede tener, entre otros: pérdida de peso o no poder orinar.

    Factores de riesgo del cáncer de vejiga

    Algunos de los principales factores de riesgo que incrementan el riesgo de tener este tipo de cáncer son:

    • Fumar: es el factor de riesgo más importante.
    • Edad: pues aparece con más frecuencia en personas ancianas.
    • Exposición a ciertas sustancias químicas como: tintes de anilina, ciclofosfamida o aminas aromáticas
    • Tener diabetes tipo 2.

    Cáncer de vejiga: estadios y grados

    Los diferentes estadios del cáncer de vejiga son:

    • Estadio 0a: el tumor se encuentra sólo en las capas celulares más internas.
    • Estadio 0is: el tumor está localizado igual que en el 0a, pero es muy maligno.
    • Estadio I: el tumor invade el tejido conectivo más profundo del revestimiento.
    • Estadio II: el tumor invade el músculo de la vejiga.
    • Estadio III: se invaden los tejidos que rodean la vejiga.
    • Estadio IV: el tumor se ha diseminado a la pared pélvica, la pared abdominal, los ganglios linfáticos o cualquier otro órgano alejado de la vejiga.

    En lo que respecta al grado, este hace referencia al parecido existente entre el aspecto de las células tumorales y las células sanas que se encuentran en el revestimiento de la vejiga. Hay cuatro grados en el cáncer de vejiga:

    • Papiloma uroterial: tumor formado por células no malignas.
    • Neoplasia uroterial papilar de bajo potencial maligno:  células no malignas que suele estar cubierto de una capa engrosada de epitelio transicional.
    • Carcinoma uroterial de bajo grado: tumor maligno que crece despacio y es poco probable que se disemine.
    • Carcinoma uroterial de alto grado: tumor maligno que crece más rápido y que tiene más probabilidades de diseminarse.

    Diagnóstico y tratamiento del cáncer de vejiga

    Para determinar la existencia o no de esta enfermedad se podrán hacer algunas pruebas o exploraciones: examen clínico, cistoscopia, citología en la orina, examen histopatológico, exploración radiológica (tomografías, resonancias). 

    Después de identificar el estadío en el que se encuentre el cáncer de vejiga, las características del tumor y los riesgos para el paciente, el médico podrá decidir el tratamiento adecuado:

    • Tratamiento cáncer de vejiga sin invasión muscular: al no invadir su músculo, el objetivo principal es extirpar el tumor por completo durante lo que se conoce como resección transuretral. Algunos de los tratamientos habituales son: cistoscopia y resección transuretral, quimioterapia o cistectomía que es la técnica quirúrgica para extirpar toda o una parte de la vejiga o un quiste.
    • Tratamiento cáncer de vejiga con invasión muscular: como el tumor ha invadido y se ha extendido, el objetivo es extirpar la vejiga y los ganglios linfáticos cercanos mediante cirugía. Algunos de los tratamientos que pueden aplicarse son: cistectomía radical, quimioterapia, radioterapia o la terapia conservadora de órganos. Se elimina el tumor conservando la vejiga.
    • Tratamiento en estadio IV: ya ha invadido la pared de la pelvis o el abdomen o ha crecido más allá del abdomen llegando a órganos distantes. Algunos de los tratamientos pueden ser: quimioterapia, cirugía y radioterapia después de quimioterapia sistémica, inmunoterapias, terapias dirigidas. Los tumores uroteliales suelen albergar múltiples alteraciones genéticas subyacentes y estos tratamientos son inhibidores de alteraciones genéticas concretas.

    El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

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cáncer gástrico

Cáncer gástrico

28 de noviembre de 2023

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Factores de riesgo del cáncer gástrico

Índice

  1. ¿Qué es el cáncer gástrico?
  2. Síntomas del cáncer gástrico
  3. Algunos factores de riesgo del cáncer gástrico
  4. ¿Cómo se diagnostica el cáncer gástrico?
  5. Tratamiento del cáncer gástrico
  6. ¿Cómo intentar prevenir el cáncer gástrico?
  7. Alimentarse antes, durante y después del tratamiento
  8. Cáncer gástrico: seguimiento y revisiones
  9. El estómago y partes del estómago
  10. Asociaciones de pacientes

El cáncer gástrico es un crecimiento incontrolado de las células del estómago al haber sufrido una alteración. Existen diferentes tipos, pero el más común, en el 95% de los casos, es el adenocarcinoma, es decir, el que se origina en las células de las glándulas de la mucosa del estómago.

Las causas exactas por las que se produce no se conocen, aunque existen diferentes factores de riesgo asociados a su desarrollo (ambientales, nutricionales, genéticos, etc.). No obstante, su incidencia en nuestro país ha ido descendiendo progresivamente en los últimos años.

En este contenido de MSD Salud podrás encontrar información acerca de qué es el cáncer gástrico, sus síntomas, factores de riesgo, diagnóstico y tratamiento, además de consejos útiles sobre prevención o alimentación.

1. ¿Qué es el cáncer gástrico?

El cáncer gástrico es un crecimiento incontrolado de las células del estómago. Puede originarse en cualquiera de las tres capas de este órgano: la mucosa (donde se encuentran un conjunto de células especializadas llamadas glándulas), la muscular (donde están los músculos) y la serosa o el peritoneo (la membrana externa que rodea al estómago).

Tipos de cáncer gástrico

Más del 95% de los cánceres gástricos son adenocarcinomas, es decir, con un origen en las células de las glándulas de la mucosa. Existen dos subtipos principales de adenocarcinoma: el intestinal y el difuso, que se diferencian por unas características microscópicas propias reconocibles por el patólogo.

Mucho más infrecuente es la aparición en el estómago de linfomas, sarcomas, melanomas o tumores del estroma gastrointestinal (GIST, por sus siglas en inglés): enfermedades muy distintas al adenocarcinoma gástrico, por lo que tanto su diagnóstico y tratamientos son diferentes.

Relación entre el cáncer gástrico y el cáncer de esófago

En el esófago existen dos tipos de células: las escamosas y las glandulares. Así que, según en cuál de ellas se origine, el cáncer de esófago se clasifica en carcinoma de células escamosas o adenocarcinoma, respectivamente. De esta manera, se clasifican y tratan como cánceres gástricos aquellos tumores malignos que originan en área en la que el esófago se une al estómago (unión gastroesofágica) o a nivel del músculo que divide el esófago del estómago (cardias) – y que irán creciendo hacía la unión gastroesofágica.

El cáncer de esófago suele originarse en la mucosa -su capa más interna- y crece hacia fuera a través de la submucosa y la capa muscular.

Perfil del paciente y pronóstico

El cáncer gástrico (adenocarcinoma) es el quinto tumor maligno más frecuente en el mundo y suele aparecer a partir de los 50 años con una frecuencia dos veces mayor en hombres que en mujeres, según datos de 2015.

En las últimas décadas la incidencia del cáncer gástrico en Europa, Estados Unidos, Australia y África ha descendido de forma continuada; en cambio, más del 50% de los casos se detectan en Japón y China.
En España, el cáncer gástrico fue el noveno de mayor diagnóstico en el año 2020, según las estimaciones de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), para 2023 el número de casos nuevos será de 6.932.

El pronóstico de este cáncer difiere mucho según el grado de evolución (estadio) en el que se encuentre en el momento del diagnóstico: la tasa de supervivencia de 5 años es del 31% si el diagnóstico se produce cuando el cáncer ya se ha expandido hacia los tejidos, órganos de alrededor o los ganglios linfáticos regionales, mientras que tiende a aumentar si su detección se realiza antes de que se disemine.

Estadios del cáncer gástrico

La evolución del cáncer gástrico se divide en cuatro estadios o etapas:

  • Estadio 0: En esta etapa, la más inicial, el cáncer se encuentra localizado en la parte más superficial de la mucosa, y se caracteriza por no producir metástasis.
  • Estadio I: El más favorable después del estadio O, en el que el tumor ha llegado hasta la capa más profunda de la mucosa (lámina propia) o la submucosa. Se subdivide, a su vez, en Estadio 1A, si no resultan afectados los ganglios linfáticos, y en 1B si existe afectación de 1 a 6 ganglios o si el cáncer llega a la capa muscular o
    la subserosa, aunque no exista afectación ganglionar (IB).
  • Estadio II y Estadio III: El nivel de afectación de la pared gástrica, así como el número de ganglios afectados por el tumor, son los parámetros determinantes para establecer en cuál de estas etapas intermedias se encuentra el paciente. El estadio II tiene mejor pronóstico que el III.
  • Estadio IV: en esta etapa ya se ha registrado una metástasis a distancia en otros órganos. Se trata de la etapa más avanzada y de peor pronóstico.

2. Síntomas del cáncer gástrico

El cáncer gástrico, a menudo, no produce síntomas en sus etapas iniciales y, cuando los produce, estos suelen ser inespecíficos; pudiendo también quedar explicados, en ocasiones, por otras afecciones médicas: una infección viral o una úlcera estomacal, entre otras. Algunos de los síntomas descritos del cáncer gástrico son:

  • Indigestión o acidez estomacal.
  • Dolor o molestia en el abdomen.
  • Náuseas y vómitos, especialmente vomitar los alimentos sólidos poco después
    de haberlos consumido.
  • Diarrea o estreñimiento.
  • Hinchazón del estómago después de las comidas.
  • Pérdida del apetito.
  • Sensación de que los alimentos se atoran en la garganta al comer.

Cuando el cáncer de estómago se encuentra en una fase más avanzada, se pueden
detectar los siguientes síntomas:

  • Debilidad y fatiga.
  • Vómitos de sangre o sangre en la materia fecal.
  • Pérdida de peso sin razón aparente.

3. Algunos factores de riesgo del cáncer gástrico

Se han identificado una serie de factores de riesgo que hacen a una persona más propensa a padecer un cáncer gástrico. Entre ellos, está el desarrollo de una infección por la bacteria Helicobacter pylori (H.
pylori). Cuando esta infección es persistente por mucho tiempo, se asocia con inflamación y con cambios en el revestimiento interno del estómago de tipo precanceroso.

Entre los factores asociados al estilo de vida, podemos incluir la ingesta elevada de alimentos que contienen nitratos o nitritos (por ejemplo, la carne en conserva), o la ingesta elevada de sal, incluyendo las salazones (como alimentos ahumados o conservados en sal). Junto a estos, el tabaco es otro de los factores de riesgo principales, dado que la tasa de cáncer de estómago casi se duplica en los fumadores.

El ejercer cierto tipo de ocupaciones también podría tener una relación con este tipo de cáncer, como es el caso de trabajadores de las industrias del metal, carbón y goma.

Por otro lado, existen algunos trastornos genéticos que pueden aumentar ligeramente el riesgo de aparición de cáncer de estómago, como: la mutación hereditaria rara en el gen que codifica la proteína E-caderina (cáncer gástrico difuso hereditario), algunas mutaciones hereditarias que predisponen al cáncer en otras partes del cuerpo (BRCA1 y BRCA2), y el tener antecedentes de cáncer de estómago en los parientes de primer grado (progenitores, hermanos o hijos).

Además, algunas enfermedades o condiciones predisponentes son:

  • El reflujo gastroesofágico: un trastorno común en el que el ácido del estómago asciende desde el estómago hasta el esófago, y aumenta el riesgo de cáncer en la unión gastroesofágica.
  • La cirugía previa del estómago: la extirpación de parte del estómago causa mayor probabilidad de aparición de cáncer. Esto puede deberse a que se produce menos ácido gástrico, permitiendo la proliferación de bacterias en el estómago.
  • Los pólipos gástricos: aunque estos son bultos benignos en el revestimiento interno del estómago, existe un tipo que se denomina adenoma que, en ocasiones, puede derivar en cáncer.
  • La anemia perniciosa: la insuficiente absorción de vitamina B12 de los alimentos, también aumenta el riesgo de cáncer de estómago.
  • El linfoma de tejido linfático asociado con la mucosa (MALT): las personas que lo padecen tienen un riesgo aumentado de sufrir adenocarcinoma del estómago.

4. ¿Cómo se diagnostica el cáncer de gástrico

Actualmente, los programas de cribado y diagnóstico precoz en cáncer gástrico solo se realizan en algunos países de Oriente como Japón, donde su frecuencia es más alta. En cambio, en Occidente, debido a su baja prevalencia, no se ha demostrado eficaz realizar pruebas rutinarias en personas sanas antes de que presenten algún síntoma.

Por el contrario, para realizar un diagnóstico de cáncer gástrico se siguen una serie de fases:

En primer lugar, se realizan una historia clínica y una exploración física. Después, las analíticas podrán determinar si existe anemia u orientar sobre la funcionalidad de algunos órganos, como el hígado o el riñón. En tercer lugar, y aunque no es determinante, se comprueba si existe un aumento de proteínas especificas en la sangre (marcadores tumorales) para orientar hacia la presencia de un cáncer.

No obstante, conviene ser prudente, dado que no todos los cánceres producen elevación de marcadores y, por otro lado, los marcadores pueden elevarse por causas no tumorales.

A partir de este punto, suele ser necesaria la realización de otras pruebas:

  • La endoscopia digestiva alta utiliza un gastroscopio para visualizar el interior del esófago y el estómago. Además, la pinza del extremo del gastroscopio permite la obtención de una muestra para la realización de una biopsia.
  • Diferentes tipos de exploraciones radiológicas permiten diagnosticar el cáncer gástrico y/o estudiar su nivel de extensión: radiografía de tórax, radiografía simple de abdomen (para determinar si se ha producido una obstrucción en el estómago o el intestino), un estudio esófago-gastro-duodenal (para detectar lesiones a través de un contraste), ecografía abdominal o abdominopélvica (para estudiar el hígado o determinar si hay líquido libre en el abdomen), escáner o TAC o CT de tórax (busca recabar información sobre los pulmones, el corazón y los huesos del tórax), CT abdominal-pélvico (permite determinar la extensión del cáncer y si se ha producido metástasis) o resonancia abdominal (se lleva a cabo como prueba complementaria al
    escáner).

Además, existen otras pruebas complementarias que pueden ser utilizadas para el diagnóstico:

  • Ecografía endoscópica.
  • Tomografía de emisión de positrones.
  • Gammagrafía ósea.
  • Laparoscopia

5. Tratamiento del cáncer gástrico

Existen diferentes tratamientos disponibles para el cáncer gástrico:

Resección endoscópica de mucosa

Cuando el cáncer se detecta en un estadio temprano, se puede evitar la cirugía empleando un endoscopio para eliminar el tumor y los bultos precancerosos del revestimiento del tubo digestivo.

La cirugía

Los tratamientos que se siguen más habitualmente, independientemente del estadio del cáncer son:

  • La gastrectomía subtotal: se extirpa la parte del estómago afectada por el cáncer, así como los ganglios linfáticos y parte de otros tejidos y órganos cercanos al tumor. A veces, puede que sea necesario extirpar también el bazo
    (que se sitúa en el costado izquierdo del abdomen).
  • La gastrectomía total: se extirpa el estómago, los ganglios linfáticos cercanos, parte del esófago, el intestino delgado y otros tejidos cercanos al tumor. También es posible que se extirpe el bazo. Se conecta entonces el esófago con el intestino delgado para que el paciente pueda comer y tragar.

La cirugía puede ser útil, además, en aquellos casos en los que el tumor está obstruyendo el estómago, pero, en ocasiones, no se puede extirpar por completo el cáncer mediante una cirugía estándar.

Podrá seguirse, entonces, alguno de los siguientes procedimientos:

  • Colocación de una endoprótesis endoluminal: consiste en la colocación de un tubo delgado que se expande para mantener una vía abierta (como las arterias o el esófago). Puede colocarse, por ejemplo, entre el esófago y el estómago o el estómago y el intestino delgado para permitir el paso normal de alimentos.
  • Terapia láser endoluminal: se utiliza un endoscopio (tubo delgado con una luz) con un láser, un haz de luz intensa que funciona como un cuchillo.
  • Gastroyeyunostomía: permite extirpar la parte del estómago afectada por el tumor que obstruye la entrada al intestino delgado y conectar, además, el estómago con el intestino delgado (concretamente, con el yeyuno) para
    permitir el paso de alimentos.

Quimioterapia

La quimioterapia puede ser sistémica (los medicamentos entran al torrente sanguíneo y pueden llegar a las células cancerosas de todo el cuerpo), o regional (si se administra directamente en un área determinada). Se puede utilizar como tratamiento neoadyuvante (antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor) o adyuvante (después de la cirugía para destruir cualquier célula cancerosa que haya
quedado).

Radioterapia

En la radioterapia se pueden utilizar distintos tipos de radiación para destruir células cancerosas o impedir que se multipliquen. La forma en la que se administra dependerá del tipo y del estadio en el que se encuentre la enfermedad. Además, al igual que en la quimioterapia, se puede utilizar como tratamiento neoadyuvante o adyuvante.

Quimiorradioterapia

Consiste en la combinación de quimioterapia y radioterapia. Se puede administrar como terapia neoadyuvante, si administra antes de la cirugía, para reducir el tamaño del tumor, mientras que la adyuvante se administra después de la cirugía, con la intención de reducir el riesgo de una posible reaparición del cáncer.

Terapia dirigida

Las terapias dirigidas consisten en la administración de medicamentos u otras sustancias que pueden identificar y atacar de forma muy específica a las células cancerosas sin llegar a dañar las células normales (no cancerosas). En concreto, en el cáncer de estómago se emplean dos tipos de terapias dirigidas:

  • Terapia con anticuerpos monoclonales: los anticuerpos identifican sustancias concretas en las células cancerosas o sustancias que les ayudan a multiplicarse, se adhieren a las mismas y, o bien, destruyen este tipo de células, o impiden su proliferación o bloquean su diseminación por el organismo.
  • Inhibidores multicinasa: se trata de medicamentos que, una vez que entran en las células cancerosas, bloquean múltiples señales de aquellas proteínas que estas células necesitan para su división y multiplicación. Algunos inhibidores multicinasa también actúan como inhibidores de la angiogénesis (deteniendo el crecimiento de los vasos sanguíneos nuevos que los tumores necesitan para crecer).

Inmunoterapia

Esta terapia utiliza sustancias que permiten la activación del sistema inmunitario y le ayudan a encontrar y destruir las células tumorales.

6. ¿Cómo intentar prevenir el cáncer gástrico?

A pesar de que no existe una manera segura de prevenir el cáncer gástrico, se pueden seguir algunas medidas enfocadas a la prevención de sus factores de riesgo. En las últimas décadas, se ha observado que la incidencia del cáncer de estómago ha descendido notablemente debido a que es más habitual refrigerar los alimentos que conservarlos mediante el uso de sal, vinagre o ahumándolos; entre otros factores de riesgo conocidos relacionados con la alimentación. Por tanto, para disminuir el riesgo podría reducirse el consumo de los productos ahumados o conservados en vinagre, así como las carnes o los pescados salados. Además, podría disminuir el riesgo de cáncer de estómago una dieta rica en frutas, ensaladas y verduras frescas, considerándose especialmente beneficiosas las frutas
cítricas.

En general, es aconsejable escoger panes, pastas y cereales integrales, en lugar de los de granos refinados, y comer pescado, aves o habas en lugar de carnes rojas y procesadas.

Por otro lado, realizar actividad física ayuda a reducir el riesgo de cáncer de estómago, al contrario que el sobrepeso o la obesidad. Evitar el tabaco puede considerarse también como medida de prevención, dado que fumar puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de estómago proximal (la sección del estómago más cercana al esófago).

Además, ante la sospecha por parte de su médico de una infección por la bacteria H. pylori hay varias pruebas de confirmación que se pueden hacer: la más simple es una prueba de sangre que busca los anticuerpos que combaten dicha bacteria, si bien, también puede realizarse un procedimiento endoscópico, o una prueba de aliento para detectar cambios químicos tras tomar un líquido a modo de reactivo.

Por último, si presenta antecedentes familiares de cáncer de estómago o ha padecido cáncer de seno lobulillar invasivo antes de los 50 años, conviene consultar con el un especialista en genética, ya que puede haber un riesgo de padecer la enfermedad.

Otro factor genético a tener en cuenta que aumenta el riesgo de cáncer de estómago es padecer el Síndrome de Lynch.

7. Alimentarse antes, durante y después del tratamiento

El desarrollo de un cáncer gástrico suele ir acompañado por una importante pérdida de peso y desnutrición, requiriendo algún soporte nutricional antes de someterse a una cirugía. Muchas veces, la anorexia, los vómitos o las hemorragias digestivas dificultan la dieta oral, por lo que se recurre a la nutrición artificial (enteral o parenteral).

Sumado a esto, el tratamiento del cáncer puede afectar a los hábitos alimenticios y la absorción de los nutrientes.

En rasgos generales, comer porciones pequeñas cada 2 o 3 horas puede ser una manera de que los alimentos sienten mejor al organismo, pero son los profesionales médicos o nutricionistas quienes mejor le podrán aconsejar sobre cómo combatir algunos de los efectos secundarios de su tratamiento a través de la alimentación.

En concreto, tras una cirugía en la que se ha extirpado todo o parte del estómago, suele ser recomendable:

  • Comer cantidades más pequeñas de alimentos más frecuentemente.
  • Mantener una postura recta durante algún tiempo tras la ingesta de alimentos.
  • Después de una extirpación de la parte superior del estómago, es aconsejable realizarse análisis de sangre periódicos para determinar si es necesaria la administración de inyecciones de vitamina B12 como suplemento, dado que el cuerpo la absorberá con mayor dificultad tras este tipo de cirugía.

Por último, algunos pacientes presentan náuseas, sensación de mareo, diarrea, sudoración, palpitaciones, sofocos, ruidos intestinales o cólicos, debido a que los alimentos pasan rápidamente al intestino. Esto se conoce como síndrome de evacuación gástrica rápida o síndrome de “Dumping” y es importante recordar que, a menudo, los síntomas se alivian con el paso del tiempo.

Algunos consejos generales para la dieta cuando se padece síndrome de “Dumping” son los siguientes:

  • No tomar líquidos con las comidas, sino después (unos 30-60 minutos más tarde) y limitarlos a 100-150mL por toma.
  • Como se ha mencionado previamente, seguir una dieta consistente en comidas pequeñas y frecuentes, cuyo número dependerá de la tolerancia de cada persona.
  • Comer despacio, masticando bien los alimentos.
  • Limitar la ingesta de carbohidratos simples y grasas, y aumentar los carbohidratos complejos y proteínas.
  • Evitar las temperaturas extremas de todas las comidas y bebidas.
  • Reposar de 20 a 30 minutos después de las comidas para retardar el tránsito de los alimentos desde el estómago al intestino.
  • Ha de comprobarse, además, si existe alguna intolerancia a la leche.
  • Se recomienda limitar la ingesta de grasa en pacientes con esteatorrea.
  • También se recomienda el consumo de frutas y vegetales, ya que la pectina que contienen y otras fibras solubles, retardan el vaciamiento gástrico y la absorción de carbohidratos.
  • Es conveniente limitar los alimentos con azúcares solubles.
  • Y, en caso de haber pasado por una gastrectomía, se complementará la dieta con hierro y vitamina B12.

8. Cáncer gástrico: seguimiento y revisiones

Realizarse revisiones periódicas tras finalizar un tratamiento contra el cáncer de estómago es fundamental para que el profesional médico pueda valorar su estado, así como controlar los posibles efectos secundarios e instaurar, si fuera necesario, un nuevo tratamiento lo más rápido posible.

A este respecto, conviene recordar que, debido al riesgo de reaparición de la enfermedad, es importante realizar un diagnóstico precoz que permita establecer, cuanto antes, un tratamiento. Sin embargo, con el tiempo la frecuencia y el número de las revisiones irán disminuyendo, así como el riesgo de reaparición de la enfermedad: en general, durante los dos o tres primeros años tras el diagnóstico es conveniente realizarlas cada tres o cuatro meses, a partir del cuarto año cada seis meses, y a partir del quinto, anualmente.

Dichas revisiones suelen constar de una exploración, una analítica completa que determina parámetros del funcionamiento de todos los órganos, así como de ciertos marcadores tumorales; una radiografía de tórax que valora el estado de los pulmones, una ecografía abdominal (en la que se visualizan posibles lesiones en el hígado sospechosas de metástasis), un tac tóraco-abdominal (que es capaz de detectar lesiones pequeñas, debido a su mayor sensibilidad se realiza periódica y alternativamente con la radiografía de tórax y la ecografía abodominal), y una endoscopia, para visualizar el estado de la cicatriz del estómago.

Cualquier tipo de síntoma percibido –como pérdida de apetito o peso, aparición de dolor, cansancio, etc.– ha de ser referido al profesional médico, para que este pueda valorar si es necesaria la realización de más pruebas.

Por último, si durante el tratamiento fue necesaria la extirpación del bazo, este hecho puede llevar aparejada una disminución de la inmunidad y, por tanto, requerirá que el paciente reciba varias vacunas antes y después de esta intervención, además de tratamiento con antibióticos por el riesgo de infección.

9. El estómago y partes del estómago

El estómago, localizado en la parte superior y central del abdomen, es un órgano hueco del aparato digestivo, con forma de “J”, que se encuentra muy próximo al diafragma, al hígado, al páncreas, al bazo y al colon.

Desde el punto de vista anatómico, el estómago se divide en tres partes: el fundus (zona de unión con el esófago), el cuerpo gástrico, y el antro (zona antes del final del estómago). Además, cuenta con dos esfínteres: el cardias, que separa el estómago del esófago e impide que el contenido del estómago vuelva al esófago (lo que se conoce como reflujo gastroesofágico) y el píloro, que separa el estómago de
la primera porción del intestino delgado, el duodeno. Tiene, así mismo, una porción curvada a la derecha (la curvatura menor) y otra a la izquierda (curvatura mayor).

En su interior, el estómago está cubierto por una mucosa con muchos pliegues. Esta capa contiene multitud de glándulas que se encargan de producir una serie de proteínas (enzimas) que continúan el proceso de la digestión que se inicia al masticar.

Rodeando a esta capa se encuentra la submucosa, que a su vez está recubierta por una capa muscular constituida por múltiples fibras que le confieren resistencia y permiten la mezcla de los alimentos. Su exterior está recubierto por una membrana denominada serosa o peritoneo.

10. Asociaciones de pacientes

  • Confederación ACCU Crohn y Colitis Ulcerosa: nacida el 1987 y sin ánimo de lucro, trabaja para ofrecer una red asociativa a los pacientes de enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
  • Asociación contra el cáncer gástrico y gastrectomizados: asociación sin ánimo de lucro, que lucha porque haya información sobre todo el proceso de diagnóstico y tratamiento de cáncer gástrico y gastrectomías; que se investigue esta enfermedad tan cruel en la que no se sopesa la calidad de vida posterior; Conseguir ayuda psicológica especializada para los pacientes y para su entorno más cercano, y sobre todo, incluir en la sanidad pública la especialidad del nutricionista, vital para la calidad de vida de los pacientes.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

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Fecha de creación: noviembre de 2023

cáncer de riñón

Cáncer de riñón

23 de agosto de 2022

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¿Qué es el cáncer de riñón y cuáles son sus causas?

Índice

  1. ¿Qué es el cáncer de riñón y cuáles son sus causas?
  2. Tipos de cáncer de riñón
  3. Síntomas y signos del cáncer de riñón
  4. Diagnóstico y tratamiento del cáncer de riñón
  5. Factores de riesgo del cáncer de riñón
  6. Esperanza de vida y supervivencia de los pacientes con cáncer de riñón
  7. El cáncer de riñón es una enfermedad vinculada a la edad madura, pues se suele diagnosticar a partir de los 50 años. En España, es el octavo más común y es más frecuente en hombres que en mujeres. Aunque en ocasiones no se conocen sus causas, y en otras tiene asociado una carga genética, existen una serie de factores de riesgo sobre los que se puede incidir a través de hábitos de vida saludables.

    ¿Qué es el cáncer de riñón y cuáles son sus causas?

    El cáncer de riñón, también conocido como cáncer de células renales o adenocarcinoma renal, se origina en una membrana que recubre unos pequeños tubos alojados en los riñones y que tienen como función limpiar y filtrar la sangre, eliminando las impurezas a través de la orina.

    Los riñones, órganos del tamaño aproximado de un puño y con forma de alubia, se ubican uno a cada lado de la espina dorsal, por encima de la cintura y detrás de los órganos abdominales.

    Tipos de cáncer de riñón

    En la mayoría de los casos, crece como un solo tumor dentro del riñón. En ocasiones, se pueden llegar a encontrar dos o más tumores, e incluso, que aparezcan en ambos riñones al mismo tiempo.

    El tipo más común de cáncer de riñón (9 de cada 10 son de este tipo) es el carcinoma de células renales y se puede clasificar en varios subtipos:

    • Carcinoma de células renales de tipo células claras. Este subtipo, el más común, se caracteriza por cómo lucen sus células al ser analizadas en el laboratorio: muy pálidas o claras.
    • Carcinoma de células renales de tipo células granulares (no claras): este subtipo se divise a su vez en el de células papilares y cromófobas. Además, existe un 1% que son poco comunes como el medular, quístico multicular, renal mucinoso tubular, y de células fusiformes.

    Además, existen otros tipos de cáncer renales, entre los que podemos encontrar los carcinomas de células transicionales, también conocidos como carcinomas uroteliales (que se originan en el revestimiento de la pelvis renal), los tumores de Wilms (nefroblastoma), encontrado mayoritariamente en niños, y los sarcomas renales (con origen en los vasos sanguíneos o el tejido conectivo del riñón).

    Síntomas y signos del cáncer de riñón

    El cáncer de riñón está relacionado con varios síntomas, pero puede evolucionar de forma asintomática hasta que la enfermedad se ha extendido a otros órganos, lo que puede dificultar en gran medida su diagnóstico. Por este motivo, los expertos recomiendan que si existe cualquiera de las siguientes manifestaciones se debe consultar con un médico:

    • Sangre en la orina.
    • Masa en el abdomen.
    • Dolor en un costado que no desaparece.
    • Pérdida del apetito.
    • Pérdida de peso sin razón conocida.
    • Anemia.
    • Fiebre.
    • Policitemia (aumento en la cifra de hemoglobina).
    • Hipercalcemia (nivel de calcio en sangre por encima de lo normal).

    Diagnóstico y tratamiento del cáncer de riñón

    El médico realiza varias preguntas para concretar las pruebas y por eso es probable que, además de la exploración física, no sean utilizadas todas las pruebas, sino solo alguna: análisis de sangre y orina, biopsia, exploración por tomografía computarizada, radiografía, resonancia magnética, cistoscopia.

    Si el diagnóstico es positivo, existen cinco tipos de tratamientos estándar (que se utilizan en la práctica clínica habitual) para el cáncer de riñón:

    • Cirugía: se utiliza para extraer el tumor y parte del tejido circundante. En el caso del cáncer de riñón se extirpará parte del órgano y, en ocasiones, el riñón entero, pudiendo requerir, incluso, la extracción de tejido y de los ganglios linfáticos cercanos. En ocasiones, puede ser el único procedimiento necesario.
    • Radioterapia: el tratamiento con radioterapia utiliza distintos tipos de radiación, como los rayos x, para destruir las células del cáncer o para evitar que crezcan.
    • Quimioterapia: la quimioterapia son medicamentos que se toman por la boca o que se inyectan, y que tienen como objetivo interrumpir la formación de células cancerosas, destruyéndolas o impidiendo que se multipliquen.
    • Inmunoterapia: utiliza sustancias que genera el propio cuerpo o producidas de forma artificial en un laboratorio para dirigir las defensas del organismo contra el cáncer.
    • Terapia dirigida: también conocidas como terapias diana, son fármacos capaces de identificar y eliminar de forma específica las células cancerosas, sin que su acción afecte al resto de células normales.

    Factores de riesgo del cáncer de riñón

    Entre los factores de riesgo asociados al cáncer de riñón se encuentran:

    • La edad avanzada.
    • Fumar: dobla el riesgo de desarrollar esta enfermedad y se requieren muchos años para alcanzar el nivel de riesgo de una persona que no ha fumado nunca.
    • Obesidad: el aumento del índice de masa corporal se relaciona con la formación de este tumor tanto en hombres como en mujeres.
    • Enfermedad quística renal adquirida: enfermedad que se caracteriza por la aparición de múltiples quistes en ambos riñones, hace que el riesgo sea 30 veces mayor que en aquellos que no la padecen.
    • Exposición ocupacional: la exposición a ciertos productos en el entorno laboral, como el cadmio, el asbesto y los derivados del petróleo.
    • Analgésico: el uso prolongado de algunos analgésicos (paracetamol, aspirina y fenacetina) aumenta el riesgo de cáncer de riñón.  
    • Quimioterapia: su utilización en la infancia podría tener relación con un incremento del riesgo en la vida adulta.
    • Infección crónica por virus de la hepatitis C: también se ha encontrado relación entre el aumento del riesgo y el haber padecido la infección por este virus.
    • Hipertensión: las personas con hipertensión arterial presentan un mayor riesgo de padecer cáncer de riñón, además, este no parece reducirse aun si en tratamiento de la misma.
    • Género. El cáncer de riñón es dos veces más frecuente en hombres que en mujeres.
    • Factores genéticos. Existen varios síndromes y enfermedades de carácter hereditario que se asocian al cáncer renal. Algunas de estas enfermedades son la enfermedad de von Hippel-Lindau, carcinoma renal papilar hereditario, carcinoma renal asociado a leiomiomatosis hereditaria, síndrome de Birt-Hogg-Dube (BHD), cáncer renal familiar, síndrome de Cowden o la esclerosis tuberosa.   

    Esperanza de vida y supervivencia de los pacientes con cáncer de riñón

    En el último cálculo, entre los años 2009 y 2018, las muertes debido al cáncer de riñón disminuyeron en 1% cada año.

    El porcentaje de personas que viven al menos 5 años una vez que se ha detectado el cáncer, la tasa de supervivencia a 5 años, es del 75%. Sin embargo, estas tasas se someten a diferentes factores, entre ellos: el tipo de cáncer, el tipo de células y el estadio del cáncer cuando se diagnostica por primera vez.

    Asimismo, si el cáncer de riñón se ha expandido hacia los tejidos u órganos circundantes o los ganglios linfáticos regionales, la tasa de supervivencia a 5 años es del 70%. Más aún, si se ha diseminado a una parte más alejada del cuerpo, la tasa es del 13%.

    El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

    Codex: ES-NON-00919