cáncer de próstata

Cáncer de próstata

22/08/2024

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Índice

  1. ¿Qué es el cáncer de próstata?
  2. Síntomas del cáncer de próstata
  3. Factores de riesgo del cáncer de próstata
  4. Diagnóstico y tratamiento del cáncer de próstata
  5. Estadios del cáncer de próstata

El cáncer de próstata es una proliferación celular maligna que se origina en la glándula del sistema reproductor masculino encargada de producir una parte del semen. Además, es el segundo cáncer más común en hombres en el mundo y afecta sobre todo a hombres mayores de 70 años, es decir, más de la mitad de los cánceres de próstata se dan en hombres mayores de 70 años.

¿Qué es el cáncer de próstata?

La próstata está situada en la pelvis, rodeada por el recto en la parte posterior y la vejiga en la parte superior. Aunque su función no es bien conocida, sí se sabe que produce algo de líquido seminal y puede facilitar la movilidad de los espermatozoides.

El cáncer de próstata es una proliferación celular maligna que se origina en la glándula del sistema reproductor masculino encargada de producir una parte del semen.

La mayoría de los cánceres de próstata son adenocarcinomas acinares que se originan en la porción periférica de la glándula, es decir, se presentan en las células glandulares. Otros tipos menos frecuentes son el adenocarcinoma ductal, adenocarcinoma mucinoso, carcinoma neuroendocrino o el carcinoma urotelial.

Síntomas del cáncer de próstata

La sintomatología del cáncer de próstata depende de la fase en la que se encuentra. Y los síntomas del cáncer de próstata pueden ser similares a los de la hiperplasia benigna de próstata u otros problemas que afectan a la próstata. Actualmente, la gran mayoría de casos se diagnostican en fase localizada en gran medida gracias al uso extendido de la determinación en sangre del PSA.

Cuando el tumor crece, pueden presentarse síntomas atribuibles a una hiperplasia benigna, como:

  • Disminución del calibre o interrupción del flujo de orina
  • Aumento de la frecuencia de la micción, sobre todo nocturna
  • Dificultad para orinar
  • Escozor durante la micción
  • Presencia de sangre en la orina
  • Impotencia sexual

En estos estadios avanzados es posible la aparición de otros síntomas tales como:

  • Edema o hinchazón de piernas
  • Dolores óseos
  • Cansancio y pérdida de peso

Asimismo, también pueden aparecer complicaciones graves como pérdida de fuerza en las piernas.

Factores de riesgo del cáncer de próstata

Los principales factores de riesgo del cáncer de próstata son:

  • Edad: es más frecuente en hombres de edad avanzada. La edad media de diagnóstico es de 75 años.
  • Raza: en hombres de raza negra es más frecuente y de peor pronóstico. Se registra una menor incidencia en la raza asiática.
  • Geografía: el cáncer de próstata es más común en Norteamérica y en la región noroeste de Europa, Australia, y en las islas del Caribe.
  • Historial familiar: el 10% de los casos de cáncer de próstata tiene un componente genético hereditario.
  • Infección e inflamación de la próstata: la evidencia es poca, pero se cree que la prostatitis de repetición y la infección por Trichomonas vaginalis puede estar asociada a un mayor riesgo.

Diagnóstico y tratamiento del cáncer de próstata

El diagnóstico del cáncer de próstata habitualmente se realiza a partir de la realización de tres pruebas o técnicas:

  • Examen clínico de la próstata.
  • Análisis de sangre: para verificar los niveles de la proteína antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés).
  • Y una resonancia nuclear magnética (RNM) para decidir si ha de hacerse una biopsia.

En cánceres más avanzados se podrán realizar otros procedimientos para concretar cuánto de avanzado está y ayudar a detectar metástasis óseas:

  • Tomografía por emisión de protones (PET).
  • Tomografía computarizada (TC).

En cuanto al tratamiento, las principales estrategias terapéuticas para tratar el cáncer de próstata localizado son la cirugía, la radioterapia con/sin hormonoterapia y la vigilancia activa. El tratamiento se elige en función de una serie de factores como:

  • Las probabilidades de que el tumor esté limitado a la glándula prostática.
  • El tamaño del tumor y su grado histológico.
  • Edad y estado general del paciente.
  • Los efectos secundarios del tratamiento.
  • Enfermedades previas.
  • Preferencias del paciente.

Mientras que, el pronóstico y la supervivencia dependerá de varios factores importantes como:

  • La edad al diagnóstico.
  • El estado de salud del paciente.
  • El estadio tumoral al diagnóstico.
  • Grado tumoral de Gleason.

Estadios del cáncer de próstata

Para conocer el estadio de la enfermedad se realiza un estudio de extensión y es esencial a la hora de determinar el tratamiento2. La clasificación clínica que se emplea con mayor frecuencia en estos tumores es la clasificación TNM. Estas siglas hacen referencia a tres aspectos de los tumores sólidos:

  • La T: se refiere al tamaño de la lesión primaria.
  • La N: alude a la afectación de los ganglios linfáticos.
  • La M: indica la afectación o no de órganos distantes.

En función de este criterio, el cáncer de próstata puede clasificarse en las siguientes etapas:

  • Enfermedad localizada
  • T I: tumor diagnosticado de forma incidental en <5% o >5% del tejido prostático; o a raíz de una elevación de PSA.
  • T II: tumor localizado a la próstata afectando a <50% o 50% de un lóbulo; o a los dos lóbulos.
  • Enfermedad localmente avanzada
  • T III:  tumor que afecta más allá de la cápsula prostática o a las vesículas seminales.
  • T IV: tumor que invade la vejiga u otros órganos adyacentes o está fijo en la pelvis.
  • Enfermedad metastásica:
  • N I: el tumor afecta ganglios linfáticos regionales.
  • M I: afecta a distancia a otros ganglios linfáticos, hueso u otros órganos.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni el tratamiento, ni las recomendaciones de tu médico.

Codex: ES-NON-01083 (Creado: septiembre 2024).

Si eres profesional sanitario, puedes obtener más información aquí.

neumococo

Neumococo

19/07/2024

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Índice

  1. ¿Qué es el neumococo?
  2. Tipos de infección y síntomas principales de la enfermedad neumocócica
  3. Factores de riesgo para la infección neumocócica
  4. Diagnóstico de las infecciones neumocócicas leves y graves
  5. Tratamiento de las infecciones neumocócicas

1. ¿Qué es el neumococo?

El neumococo es una especie bacteriana del género Streptococcus. Se transmite, sobre todo, a través del contacto con individuos infectados o portadores asintomáticos que albergan la bacteria en la nasofaringe. Las infecciones neumocócicas pueden manifestarse de diversas formas.

2. Tipos de infección y síntomas principales de la enfermedad neumocócica

La enfermedad neumocócica abarca diversas formas de infección, cuyos síntomas varían según la región anatómica afectada. Estas infecciones pueden ser leves o bien, como las siguientes, tener consecuencias mortales o generar complicaciones a largo plazo:

  • Neumonía: cuya sintomatología incluye fiebre, escalofríos, tos, dificultad para respirar y dolor torácico. En adultos mayores, la confusión o el estado de alerta reducido pueden ser síntomas predominantes.
  • Meningitis: se manifiesta con rigidez de cuello, fiebre, dolor de cabeza, fotofobia y confusión. En bebés, puede ocasionar síntomas como alimentación deficiente, estado de alerta y vómitos.
  • Bacteriemia: cuyos síntomas son fiebre, escalofríos y disminución del estado de alerta. Esta condición puede causar la muerte en aproximadamente 1 de cada 30 niños y 1 de cada 8 adultos.
  • Infecciones de oído: Los síntomas más habituales son: tener el tímpano inflamado, dolor de oído, fiebre y somnolencia.
  • Sinusitis: se manifiesta, entre otros síntomas, con dolor de cabeza o garganta, congestión nasal o goteo posnasal.

3. Factores de riesgo para la infección neumocócica

La infección por neumococo puede verse influenciada por una variedad de factores de riesgo, que van desde la edad hasta ciertas condiciones médicas y entornos específicos. Las edades extremas y la presencia de enfermedades crónicas, como la diabetes, aumentan la vulnerabilidad a esta enfermedad.

Los factores locales como la presencia de infecciones virales previas, el tabaquismo y enfermedades respiratorias como el asma y la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), pueden predisponer a las personas a desarrollar la enfermedad.

Asimismo, los entornos con una mayor exposición al patógeno, como guarderías, campamentos militares y prisiones, también pueden predisponer al contagio. Además, ciertos factores externos como la exposición al frío, el estrés y el cansancio pueden contribuir a una mayor susceptibilidad a la enfermedad neumocócica.

4. Diagnóstico de las infecciones neumocócicas leves y graves

Los profesionales de atención médica generalmente diagnostican infecciones de oído y de los senos nasales basándose en los antecedentes y los hallazgos del examen físico que respaldan la infección neumocócica.

Ante la sospecha de meningitis o una infección en el torrente sanguíneo, los profesionales sanitarios tomarán muestras de líquido cefalorraquídeo o sangre.

Posteriormente, las muestras son enviadas a un laboratorio para su análisis. En el laboratorio, el cultivo de las bacterias y el uso de métodos de detección molecular pueden ayudar a identificar las bacterias presentes en las muestras y determinar el tipo de bacteria que está causando la infección. Conocer la causa ayuda a los profesionales de la salud a elegir el tratamiento adecuado.

Los profesionales de la salud pueden utilizar una prueba de orina para ayudar a diagnosticar la neumonía neumocócica en adultos.

5. Tratamiento de las infecciones neumocócicas

Los profesionales sanitarios utilizan antibióticos para tratar la enfermedad neumocócica. Sin embargo, algunas bacterias neumocócicas se han vuelto resistentes a ciertos antibióticos usados para tratar estas infecciones. Las pruebas de sensibilidad a los antibióticos (antibiogramas) identifican cuáles podrían ser más adecuados para tratar la infección. Así, el tratamiento de la infección neumocócica con antimicrobianos estará determinado no solo por la localización de la infección, sino también por la resistencia del patógeno a los antimicrobianos comúnmente utilizados.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni el tratamiento, ni las recomendaciones de tu médico.

ES-NON- 03424 (Creado en Julio 2024).

Si eres profesional sanitario, puedes obtener más información aquí.

Rotavirus

11/06/2024

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Índice

  1. ¿Qué es el rotavirus y cómo se transmite?
  2. Síntomas principales del rotavirus
  3. Tratamiento recomendado para el rotavirus
  4. Consejos para prevenir las infecciones por rotavirus

¿Qué es el rotavirus y cómo se transmite?

La infección por rotavirus es una de las causas más frecuentes de gastroenteritis aguda a nivel mundial. En concreto, es una de las patologías más comunes en los niños, sobre todo entre los menores de cinco años.

Es un virus muy contagioso que se transmite por contacto con las heces de personas infectadas (transmisión fecal-oral).

El contagio puede producirse por:

  • Consumo de aguas o comidas contaminadas por heces.
  • Contacto directo con superficies u objetos infectados.
  • Contacto persona-persona (el rotavirus puede permanecer durante varias horas en las manos).

La materia fecal de la persona con rotavirus mantiene su capacidad infecciosa durante una semana. Tras el contagio, y hasta la aparición de los síntomas, el periodo de incubación de la enfermedad por rotavirus es de unos 2 días.

Síntomas principales del rotavirus

Los síntomas más habituales de la infección por rotavirus son:

  • Gastroenteritis de 3 a 8 días de duración con:

– Vómitos intensos.

– Diarrea acuosa de repetición (hasta 20 deposiciones diarias).

– Fiebre.

– Dolor abdominal.

  • Pérdida de apetito.
  • En ocasiones, los asociados a la deshidratación como orinar con menos frecuencia, no mojar el pañal, sequedad de boca y piel, mareos, llanto sin lágrimas, somnolencia o inquietud.

Mientras los síntomas sean leves o moderados se pueden controlar en casa, con el consumo adecuado de líquidos para evitar la deshidratación. Por contra, si los síntomas o la deshidratación son graves, sobre todo en lactantes, puede ser necesario el ingreso hospitalario para controlar los síntomas y reponer los líquidos perdidos.

Tratamiento recomendado para el rotavirus

No hay un tratamiento concreto para el rotavirus.

El tratamiento está basado en restituir la cantidad perdida de líquidos. Aunque esto no siempre es posible hacerlo en casa y requiere ingreso hospitalario para evitar una deshidratación severa, sobre todo en los lactantes.

Consejos para prevenir las infecciones por rotavirus

Para prevenir la infección por rotavirus, es fundamental no sólo la buena higiene de las manos, sino una higiene corporal adecuada. Lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia es una buena forma de prevenir una infección por rotavirus, sobre todo al cambiar de pañales a los lactantes y tras haber estado en contacto con juguetes y objetos contaminados.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni el tratamiento, ni las recomendaciones de tu médico.

ES-NON-03425 (Creado: Junio 2024).

Si eres profesional sanitario, puedes obtener más información aquí.

¿Cómo influye el ejercicio físico en la salud?

16/04/2023

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Índice

  1. Beneficios del ejercicio físico
  2. Recomendaciones de actividad física por edades
  3. Mantenerse activo físicamente podría evitar entre cuatro y cinco millones de muertes al año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por tanto, no se pueden pasar por alto los aspectos positivos que el ejercicio y la actividad física regular ofrecen para la salud. La práctica de ejercicio aporta ventajas a todas las personas, sin importar su edad, género o nivel de condición física.

    Beneficios del ejercicio físico

    La actividad física es esencial para la salud, beneficiando al corazón, al cuerpo y a la mente. El ejercicio regular puede ayudar a prevenir enfermedades como las cardiopatías, la diabetes tipo 2 y el cáncer. Por eso, la OMS recomienda al menos 150-300 minutos de actividad aeróbica moderada por semana para adultos y 60 minutos diarios para niños y adolescentes. Entre los beneficios que este ejercicio regular puede aportar se pueden enumerar los siguientes:

    • Control de peso:

    Tanto la dieta como el ejercicio son fundamentales para mantener un peso saludable, perder el exceso de peso o evitar recuperar el peso perdido. El aumento de peso ocurre cuando se consumen más calorías de las que se queman a través de la actividad física y la ingesta de alimentos. Por ello, es crucial equilibrar las calorías.

    Sin embargo, es importante tener en cuenta que la cantidad de actividad física necesaria para gestionar el peso varía considerablemente entre las personas. Se recomienda aspirar gradualmente a alcanzar 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada ya que existe evidencia sólida que respalda la capacidad de la actividad física para mantener el peso a largo plazo. No obstante, la cantidad exacta de actividad necesaria para lograr este objetivo sigue siendo variable entre individuos.

    • Prevención de enfermedades:

    En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, siguiendo las recomendaciones y realizando al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada por semana, puedes disminuir tu riesgo de desarrollar estas enfermedades. También, aumentar la cantidad de actividad física puede reducir aún más dicho riesgo. Y, además, la actividad física regular también puede ayudar a reducir la presión arterial y mejorar los niveles de colesterol.

    Por otra parte, la práctica regular de actividad física puede disminuir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y síndrome metabólico. Este último consiste en una combinación de factores como tener un exceso de grasa alrededor de la cintura, presión arterial alta, niveles bajos de lipoproteína de alta densidad (HDL), altos niveles de triglicéridos o elevados niveles de azúcar en la sangre. Incluso realizar menos de los 150 minutos recomendados de actividad física por semana puede brindar beneficios. En esta línea, aumentar la cantidad de actividad física parece reducir aún más estos riesgos.

    Además, estar físicamente activo puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar algunos de los cánceres más comunes como los de mama, vejiga, colon o pulmón. Varias investigaciones constatan que las personas que están físicamente más activas tienen menos riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer.

    Recomendaciones de actividad física por edades

    Las sugerencias de salud pública delineadas en las Directrices de la OMS sobre actividad física y hábitos sedentarios son aplicables a todas las poblaciones y rangos de edad, desde los cinco años hasta los 65 años o más, sin importar el género, contexto cultural o situación económica. Estas recomendaciones son relevantes para todas las personas, independientemente de su capacidad:

    • Niños y adolescentes (5 a 17 años)

    Se deberían incorporar actividades de alta intensidad, así como las que refuercen músculos y huesos al menos 3 días a la semana. De esta forma, mejora su forma física, la salud cardio metabólica y la mental. En el caso de los niños y adolescentes, el sedentarismo se asocia con malos resultados en salud como una mayor adiposidad, peor forma física y conducta social, junto con una menor duración del sueño.

    • Adultos (de 18 a 64 años)

    En esta franja de edad más amplia se recomienda, especialmente, la regularidad en las actividades físicas. Es beneficiosa en algunos aspectos más que en la etapa anterior, por ejemplo, para la salud cognitiva, la incidencia de la hipertensión o de cánceres específicos, y la mortalidad cardiovascular. Con el objetivo de lograr verdaderos beneficios al menos hay que hacer entre 150 y 300 minutos de actividad aeróbica moderada o entre 75 y 150 minutos de actividad física de alta intensidad. Además, para lograr beneficios adicionales, también se deben realizar actividades de fortalecimiento muscular. Asimismo, es en esta etapa en la que se debe tener especial cuidado con el sedentarismo y buscar la forma de sustituir esos tiempos de inactividad física por cualquier actividad física, aunque sea leve.

    • Personas mayores (a partir de 65 años)

    En este caso, además de los beneficios de la etapa adulta, la actividad física ayuda a la prevención de caídas y sus consecuentes lesiones, así como a evitar el deterioro de la salud ósea y funcional propio de la edad. Para ello, se recomienda acumular a lo largo de la semana un mínimo de 150 hasta los 300 minutos de actividad moderada o una combinación con actividad física de intensidad vigorosa. Asimismo, son beneficiosos los ejercicios de fortalecimiento muscular o los multicomponente que den prioridad al equilibrio funcional.

    El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni el tratamiento, ni las recomendaciones de tu médico.

    ES-NON-02342 (Mayo 2024).

    Si eres profesional sanitario, puedes obtener más información aquí.

cáncer de pulmón

Cáncer de pulmón

26/03/2024

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Índice

  1. ¿Qué es el cáncer de pulmón y cómo se desarrolla?
  2. Tipos de cáncer de pulmón
  3. Factores de riesgo del cáncer de pulmón
  4. Signos y síntomas iniciales del cáncer de pulmón
  5. Diagnóstico y tratamiento del cáncer de pulmón
  6. Las cifras del cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón, un tipo de cáncer en el que la ciencia no deja de avanzar. El tabaco es el principal factor de riesgo y se clasifica en función de qué tipo de células componen el tumor. Puede tratarse de cáncer de pulmón de células no pequeñas, el más frecuente, y cáncer de pulmón de células pequeñas o cáncer microcítico.

¿Qué es el cáncer de pulmón y cómo se desarrolla?

El cáncer de pulmón es una enfermedad que se produce cuando la célula normal que se transforma en célula tumoral se encuentra en los tejidos del pulmón. Por lo general, esta transformación tumoral ocurre en los tejidos que recubren las vías respiratorias, es decir, los que van desde la tráquea hasta el bronquiolo terminal más fino y las células que se encuentran en los alveolos pulmonares.
Mientras que las células sanas se dividen y mueren de forma programada, las células cancerosas pierden esta capacidad de morir; creciendo, dividiéndose y diseminándose sin control. Esta multiplicación en el número de células forma unas masas denominadas tumores o neoplasias, las cuales destruyen e infiltran otros tejidos sanos.

Tipos de cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón se clasifica en función de qué tipo de células componen el tumor:

  • Cáncer de pulmón de células no pequeñas: Es el más frecuente y se subdivide en tres tipos:
    • Adenocarcinoma.
    • Carcinoma epidermoide.
    • Carcinoma de células grandes.
  • Cáncer de pulmón de células pequeñas o cáncer microcítico: Es un tumor agresivo que crece y se disemina a otros órganos de forma rápida.

Factores de riesgo del cáncer de pulmón

Es cierto que presentar uno o incluso varios factores no significa que una persona vaya a desarrollar la enfermedad. También puede ocurrir que algunas personas que desarrollan cáncer de pulmón no hayan estado expuestas a ningún factor de riesgo. Algunos de estos factores de riesgo son:

  • Tabaco: El tabaquismo es el factor de riesgo más importante del cáncer de pulmón y se calcula que un 80% de las muertes por cáncer de pulmón son a consecuencia del tabaco.
  • Ocupación laboral: Existen sustancias carcinógenas que se encuentran en algunos lugares de trabajo y que pueden aumentar el riesgo de cáncer de pulmón. Algunos ejemplos son sustancias químicas inhaladas como el arsénico, cadmio o sílice y productos de la combustión del diésel.
  • Edad: El cáncer de pulmón puede aparecer en cualquier momento, pero la incidencia aumenta mucho con la edad, probablemente porque se acumulan factores de riesgo y porque los mecanismos de reparación celular tienden a perder eficacia con el paso de los años.
  • Género: En los últimos años, ha habido un descenso de este tipo de cáncer en hombres. Un hecho al que ha contribuido la reducción del hábito tabáquico. En las mujeres ha ocurrido lo contrario, siendo cada vez mayor el número de casos debido a la incorporación de este hábito.
  • Factores genéticos: El riesgo de desarrollar cáncer de pulmón es ligeramente mayor en los hermanos e hijos de las personas que lo han padecido. Pero no está claro cuánto de este riesgo se debe a los genes que tienen en común o a que están expuestos a los mismos factores de riesgo (como el humo del tabaco o el radón).
  • Otros factores: La contaminación ambiental, la radioterapia previa a los pulmones o el arsénico en el agua potable son otros factores que podrían incrementar el riesgo de tener cáncer de pulmón.

Signos y síntomas iniciales del cáncer de pulmón

Los síntomas dependen, en general, del estadio o etapa de la enfermedad. Las fases iniciales suelen ser asintomáticas y a lo largo de la enfermedad pueden aparecer síntomas que pueden confundirse con indicios de otras enfermedades. Cuando la enfermedad avanza, suele aparecer la tos o la exacerbación de esa tos. Así, los síntomas principales del cáncer de pulmón son:

  • Cansancio.
  • Pérdida de apetito.
  • Tos seca con o sin flema.
  • Tos con sangre en el esputo.
  • Dificultad para respirar.
  • Dolor cuando afecta a las estructuras óseas.

Además, pueden aparecer otros síntomas, derivados de posibles metástasis como en los pulmones, huesos, cerebro, hígado, ganglios linfáticos y glándulas suprarrenales.

Diagnóstico y tratamiento del cáncer de pulmón

Las entrevistas del médico con el paciente y el examen físico suelen ser las primeras pruebas diagnósticas y verifican si hay algún signo de la enfermedad, como nódulos o alteraciones en la respiración.
Además, existen otras pruebas y procedimientos para realizar un diagnóstico del cáncer de pulmón y conocer su estadio o fase de la enfermedad como:

  • Radiografía de tórax.
  • Análisis de sangre.
  • Biopsia del tejido o de un ganglio.
  • Broncoscopia.
  • Espirometría.

También, para ubicar la situación del tumor y determinar si se ha extendido, existen diversos procedimientos radiológicos. Es importante determinar en qué etapa o estadio de desarrollo está la enfermedad o si se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Los estadios más bajos se asocian a tumores más localizados y determinará las opciones de tratamiento.

Para concretar el tratamiento del cáncer de pulmón, el médico debe tener en cuenta aspectos como la edad, el estado general de salud o el estadio en el que se encuentra la enfermedad. En función de ello, hay diferentes tipos de tratamientos según modalidades terapéuticas: la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia, la inmunoterapia y las terapias dirigidas.

Las cifras del cáncer de pulmón

Según SEOM, en 2020 el cáncer de pulmón fue el segundo tipo de cáncer con mayor incidencia a nivel mundial, afectando a más de dos millones de personas, y el primero con mayor tasa de mortalidad, siendo responsable del 18% del total de muertes por cáncer, sumando ambos sexos.

En España, se estima que en el año 2024 se diagnosticarán 32.768 nuevos pacientes con cáncer de pulmón, siendo el tercer tipo de cáncer con mayor incidencia en España (tras el cáncer colorrectal y de mama). A nivel nacional, los tumores de tráquea, bronquios y pulmón constituyen la causa más frecuente de mortalidad por cáncer, causando más de 22.000 defunciones en el año 2022 en España.

De cara a reducir estas cifras y prevenir el desarrollo de este tumor, es fundamental conocer los factores de riesgo, conocer el tipo de tumor (microcítico o no microcítico) y llevar un estilo de vida saludable, así como saber identificar los síntomas asociados para lograr un diagnóstico lo más temprano posible que permita reducir alta mortalidad asociada a este tipo de cáncer.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni el tratamiento, ni las recomendaciones de tu médico.

CODEX: ES-NON-03038 (fecha de creación: marzo de 2024).

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melanoma

Melanoma

17/06/2024

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Descubre qué es un melanoma

Índice

  1. ¿Qué es el melanoma?
  2. Signos y síntomas del cáncer de piel tipo melanoma
  3. Tipos de melanoma
  4. Factores de riesgo del melanoma
  5. Diagnóstico y tratamiento del melanoma

El melanoma es un tipo de cáncer conocido por la aparición de manchas o lunares en la piel que pueden ser peligrosos. Sin embargo, tiene variados matices importantes a destacar en cuanto a sus estadios y tipos de tratamientos a utilizar.

¿Qué es el melanoma?

El melanoma es un tipo de cáncer que se origina en las células que producen melanina (melanocitos) y puede iniciarse allí donde este esté presente, de forma mayoritaria (en torno a un 90%) en la piel, sobre todo en zonas que han estado expuestas al sol. Si bien, también puede darse en partes del cuerpo, como en las palmas de las manos, las plantas de los pies, el cuero cabelludo, los ojos, la boca, los genitales o la zona anal.

Signos y síntomas del cáncer de piel tipo melanoma

Un lunar sospechoso suele ser el primer indicador que conduce al diagnóstico de la enfermedad. Se puede tratar de un lunar cambiante que ya teníamos o de un lunar nuevo con aspecto inusual. Comenzará a extenderse sobre las capas más superficiales de la piel.

Cuando el melanoma avanza puede empezar a extenderse también a capas más profundas más allá de la epidermis (capa externa de la piel) para irse adentrando en la dermis (capa de piel que se encuentra debajo de la epidermis).

Es importante detectarlo precozmente en la piel ya que hay pocas posibilidades de que se extienda a otras partes del cuerpo.

Tipos de melanoma

Existen principalmente cuatro tipos de melanoma:

  • Melanoma de extensión superficial: es la forma de melanoma más frecuente y es más común en personas con la piel blanca. Presentan una forma generalmente plana con un color irregular con sombras negras y marrones.
  • Melanoma nodular: aparecen como un área elevada en la piel que podría ser de color azul-negruzco oscuro o rojo-azulado. Algunos no tienen ningún color (melanoma amelanótico).
  • Melanoma léntigo maligno: aparecen en las áreas del cuerpo que han estado más expuestas al sol, como la cara, el cuello y los brazos. Este tipo de melanoma afecta con mayor frecuencia a las personas mayores, particularmente a aquellas que han pasado mucho tiempo al aire libre. Además, respecto a su aspecto, las áreas de piel afectadas son generalmente grandes, planas y de color marrón.
  • Melanoma lentiginoso acral: es la forma menos frecuente de melanoma. Aparece, sobre todo, en la palmas de las manos, las plantas de los pies o por debajo de las uñas.

Factores de riesgo del melanoma

Se entienden por factores de riesgo de melanoma aquellos condicionantes cuya presencia se asocia con una mayor probabilidad de padecer esta enfermedad, siendo algunos de ellos controlables y otros que se nos vienen dados. Los factores controlables pueden ser el consumo de tabaco o la exposición excesiva a la luz solar, por el contrario, la edad o antecedentes familiares no se pueden cambiar.

Algunos de los factores de riesgo pueden ser:

  • La exposición a la luz ultravioleta: en la mayoría de melanomas, la exposición a la luz ultravioleta es el principal factor de riesgo, y es que, pese a que representan solo una pequeña parte de los rayos solares, es la responsable de los principales daños de la luz solar a la piel, ya que dañan el ADN de las células de la piel. Además, es conveniente recordar que las lámparas solares y las camas bronceadores también son una fuente de radiación ultravioleta.
  • Los lunares: tener muchos lunares o presentar lunares atípicos (nevos displásicos), aumenta el riesgo de padecer melanoma. Lo que no quiere decir que las personas que presenten alguna de estas dos condiciones vayan a desarrollar la enfermedad.
  • Color de la piel y del pelo: dependiendo del tipo de color de la piel, el pelo y los ojos son factores de riesgo relacionados a este tipo de cáncer. Así, las personas de piel blanca, que se queman o les salen pecas con facilidad, con pelo rubio o pelirrojo y de ojos claros (azules y verdes) se asocian a un mayor riesgo de padecer melanoma.
  • Antecedente familiar o antecedente personal de melanoma: se estima que alrededor de un 10% de las personas que padecen melanoma tienen algún antecedente familiar, por lo que el hecho de que un familiar de primer grado de relación (padres, hermanos, hijos) lo tenga, aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.
  • Otros factores: también se consideran factores de riesgo el tener el sistema inmunitario debilitado (por ejemplo, en personas trasplantadas o con VIH), el envejecimiento o padecer la enfermedad hereditaria xeroderma pigmentoso (afecta la capacidad de las células de la piel de reparar el daño causado a su ADN).

Diagnóstico y tratamiento del melanoma

Un lunar sospechoso detectado por la misma persona, por un familiar o por el médico suele ser la primera señal de alarma. En la exploración has de fijarte si tu lunar responde a la regla ABCDE, que nos pone en la pista de estar ante una lesión pigmentada. Cada letra de la regla responde a una característica:

  A: Asimetría (la lesión no es simétrica, una mitad no es igual a la otra)

  B: Bordes (irregulares, mal delimitados)

  C: Color (diverso, no homogéneo)

  D: Diámetro (mayor de 6 mm)

  E: Evolución (cambio del aspecto de la lesión en el tiempo)

Esto no quiere decir que la lesión sospechosa tenga que cumplir todas las características.

Para confirmar que la lesión que se sufre en la piel corresponde a un melanoma, el médico podrá llevar a cabo varias pruebas:

  1. Exploración clínica.
  2. Exploración mediante aparatos (dermoscopia).
  3. Analítica sanguínea.
  4. Exploración histopatológica tras extirpación de lunar completo.

La biopsia es empleada para determinar si el tejido biopsiado es positivo en melanoma. Con un diagnóstico positivo en melanoma y siguiendo los criterios de una guía internacional llamada AJCC, se realiza la estadificación del mismo.

Con respecto al tratamiento, se asignan de acuerdo al estadio en el que se encuentra la enfermedad:

  • Tratamiento para estadio O (melanomas in situ): cuando el tumor se localiza íntegramente en la epidermis, la capa más superficial de la piel, se dice que el melanoma está in situ. En estos casos la opción terapéutica es la cirugía para la extirpación del tumor.
  • Tratamiento para melanomas en estadios I, II y III: el melanoma que se encuentra localizado y sin extenderse a los ganglios linfáticos se le clasifica en el estadio I o II. El tratamiento más importante en este momento es la cirugía para extirpar completamente la zona con células tumorales incluyendo los márgenes de seguridad.

Si el melanoma se encuentra en un estadio III, esto quiere decir que ya ha alcanzado los ganglios linfáticos y se realizará una cirugía amplia del tumor primario y se diseccionará los ganglios linfáticos. Tras el tratamiento quirúrgico, se puede optar por un tratamiento farmacológico específico (adyuvante) para disminuir el riesgo de recurrencias, o por la administración de radioterapia en aquellas zonas donde se extirparon los ganglios linfáticos.

  • Tratamiento para melanomas en estadio IV: los melanomas se clasifican en el estadio IV cuando se han extendido más allá de los ganglios linfáticos regionales o a distintos órganos del cuerpo como hígado, pulmón o cerebro. Se evaluará el número y tipo de metástasis, si hay una mutación BRAF para valorar las opciones de tratamiento por parte de un equipo multidisciplinar.
    • En las personas que tienen una metástasis única, la cirugía es una opción cuando el estado de salud es bueno. También se recurre a un tipo especial de radioterapia (radiocirugía estereotáctica o bisturí de rayos gama) en lugar de la neurocirugía en los casos de metástasis cerebral única.
    • Asimismo, cuando la metástasis es múltiple, la cirugía ya deja de ser una opción válida en casi todos los casos. El objetivo aquí es poder eliminar las células cancerígenas que se encuentran esparcidas por distintas partes del cuerpo, lo que se intenta principalmente mediante distintos tipos de tratamientos:
      • Quimioterapia.
      • Terapias dirigidas (que atacan a mutaciones específicas de las células).
      • Inmunoterapia (tratamientos que ayudan al sistema inmunitario a reconocer y destruir células cancerosas).

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

CÓDEX: ES-NON-03584. Fecha de creación: Junio 2024.

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hipertensión pulmonar

Hipertensión pulmonar

30/05/2024

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Descubre los signos que indican si eres una persona hipertensa a nivel pulmonar

Índice

  1. Síntomas y signos iniciales de la hipertensión pulmonar
  2. Tipos de hipertensión pulmonar
  3. Diagnóstico de la hipertensión pulmonar
  4. Tratamiento de la hipertensión pulmonar
  5. Factores de riesgo de la hipertensión pulmonar

La hipertensión pulmonar es una condición que afecta a las arterias de los pulmones y el lado derecho del corazón. Consiste en la presencia de un valor medio de presión en la arteria pulmonar (PAPm) superior a 20 mmHg, en reposo.

Las estimaciones actuales indican una prevalencia de alrededor del 1% de la población global.

Síntomas y signos iniciales de la hipertensión pulmonar

El primero de los síntomas que aparece, y el más importante, es quedarse sin aliento, especialmente cuando se practica ejercicio. Conforme avanza la patología, otros síntomas pueden manifestarse. Detectar de forma precoz la Hipertensión Pulmonar es importante, sin embargo, conlleva dificultad hacerlo en los primeros estadios de la enfermedad ya que los síntomas que aparecen se parecen mucho a los de otras enfermedades cardíacas y pulmonares.

En fases posteriores de la patología aparecen nuevos síntomas, tanto cuando se está haciendo ejercicio como en reposo, entre los que destacan:

  • Hinchazón de los tobillos o las piernas
  • Cierto cansancio o fatiga
  • Mareos
  • Pulso acelerado o irregular
  • Tos
  • Desmayos 
  • Presión o dolor en el pecho, especialmente durante el ejercicio.

Síntomas menos frecuentes son la tos, el dolor en el pecho y la ronquera, que suelen aparecer tras la realización de esfuerzos físicos. En algunos casos avanzados, pueden aparecer síntomas estando en reposo. También son signos de hipertensión pulmonar avanzada la distensión abdominal y edema periférico.

Tipos de hipertensión pulmonar

Según el origen de la patología, la hipertensión pulmonar se clasifica en cinco categorías:

  • Grupo 1: Hipertensión arterial pulmonar.
  • Grupo 2: Hipertensión pulmonar asociada a cardiopatía izquierda.
  • Grupo 3: Hipertensión pulmonar secundaria a patologías pulmonares y/o hipoxia.
  • Grupo 4: Hipertensión pulmonar tromboembólica crónica y otras obstrucciones de arterias pulmonares.
  • Grupo 5: Hipertensión pulmonar de origen indeterminado o multifactorial.

Hipertensión arterial pulmonar

La Hipertensión Arterial Pulmonar tiene su origen en una elevada presión sanguínea en las arterias pulmonares, que van del corazón a los pulmones. Este aumento de la presión sanguínea en las arterias pulmonares conlleva a su vez un aumento en la presión del corazón, dando como resultado final el colapso del lado derecho del mismo.

Las causas de la hipertensión arterial pulmonar pueden ser variadas. Cuando no se conocen, se denomina idiopática. También hay una hipertensión arterial pulmonar hereditaria que se transmite genéticamente por la mutación de algunos genes determinados. Otro tipo es la inducida por fármacos, debido al consumo de determinados medicamentos o sustancias tóxicas. Existe otro tipo asociada a enfermedades del tejido conectivo, hepáticas, ocasionadas por virus, etc. Además, puede producirse una hipertensión arterial pulmonar persistente en el recién nacido, por problemas en la gestación o causas genéticas.

Hipertensión pulmonar asociada a cardiopatía izquierda

La Hipertensión pulmonar es una complicación frecuente de las cardiopatías izquierdas, que ocurre normalmente como un “síntoma” de la enfermedad subyacente y está relacionada con la gravedad de la enfermedad. Este tipo de Hipertensión pulmonar produce síntomas más graves, además del impacto negativo en la evolución.

Hipertensión pulmonar causada por enfermedades pulmonares y/o hipoxia

Las enfermedades pulmonares asociadas más frecuentemente con la Hipertensión pulmonar son la EPOC, la enfermedad pulmonar intersticial y la combinación de fibrosis pulmonar y enfisema. En cualquier enfermedad pulmonar, el desarrollo de la Hipertensión pulmonar se acompaña de deterioro en la capacidad de ejercicio, empeoramiento de la hipoxemia y peor supervivencia.

Hipertensión pulmonar tromboembólica crónica y otras obstrucciones de arterias pulmonares

La Hipertensión Pulmonar Tromboembólica Crónica es normalmente considerada como una complicación de un tromboembolismo pulmonar, teniendo un 50 – 75 % de los pacientes que la han registrado un episodio de tromboembolismo pulmonar agudo. A diferencia de la hipertensión arterial pulmonar que afecta a vasos más pequeños, la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica afecta principalmente a vasos grandes, por lo que ésta se puede tratar de forma quirúrgica, es decir, mediante cirugía.

Hipertensión Pulmonar de origen indeterminado o multifactorial

En este grupo se incluyen varios trastornos con múltiples etiologías y patogenias. Una característica común de todas las enfermedades que están en este grupo es que los mecanismos de la Hipertensión pulmonar están poco claros y pueden originarse por múltiples causas.

Diagnóstico

Al ser una patología con síntomas inespecíficos como la disnea, en principio de esfuerzo, dolor torácico y síncope, el diagnóstico suele retrasarse en muchos casos.

Algunas de las pruebas que se emplean en el diagnóstico:

  • Electrocardiograma. Un electrocardiograma (electrocardiografía) registra la señal eléctrica del corazón para detectar cambios en la frecuencia cardíaca, y revelar algunos tipos de afecciones.
  • Radiografía torácica. Los rayos X se usan para producir imágenes del corazón, los pulmones y el tórax. Pueden ayudar a determinar si existen otras afecciones pulmonares que puedan causar hipertensión pulmonar.
  • Pruebas de función pulmonar y gases arteriales. Es una prueba no invasiva que mide cuanto aire son capaces de retener los pulmones y cuánto aire puede entrar y salir de éstos. Se realiza soplando a través de un espirómetro.
  • Ecocardiografía. Un ecocardiograma usa ondas sonoras para producir imágenes del corazón. Esta prueba le permite al médico observar el flujo cardíaco y ayudarle a diagnosticar una posible hipertensión pulmonar o confirmar la eficacia del tratamiento.
  • Tomografía computarizada de alta resolución. Esta prueba combina una serie de radiografías que se toman desde diferentes ángulos alrededor del cuerpo y utiliza el procesamiento informático para crear imágenes transversales de los huesos, vasos sanguíneos y tejidos blandos que hay en el cuerpo. Las imágenes de la tomografía computarizada pueden proporcionar información más detallada gracias a la inyección de un contraste.
  • Técnicas de imagen con resonancia magnética cardíaca. Una resonancia magnética cardíaca proporciona imágenes detalladas del corazón y del flujo de sangre en el mismo. Sirve para detectar irregularidades funcionales en la cavidad inferior derecha cardíaca.
  • Análisis de sangre e inmunología. Los análisis de sangre pueden contribuir a determinar el origen de la hipertensión pulmonar y signos de complicaciones.
  • Ecografía abdominal. Esta prueba nos ofrece una imagen del interior del abdomen. Normalmente es la prueba elegida para el diagnóstico de un aneurisma de la aorta abdominal, pero además también puede realizarse para diagnosticar o descartar otras enfermedades como la hipertensión pulmonar.
  • Gammagrafía pulmonar o exploración de ventilación/perfusión. En esta prueba se administra un agente radiactivo de forma intravenosa, mostrando el flujo sanguíneo y el flujo de aire de los pulmones. Nos ayuda a determinar si los síntomas de la hipertensión pulmonar están causados por coágulos sanguíneos.
  • Cateterismo cardiaco derecho. El cateterismo cardíaco es un procedimiento en el que se guía un tubo fino y flexible (catéter) a través de un vaso sanguíneo hasta el corazón para determinar el diagnóstico de la hipertensión pulmonar. De esta forma, los cardiólogos pueden determinar la presión arterial en las principales arterias pulmonares y el ventrículo derecho.

Tratamiento

Los pacientes pueden recibir tratamiento general (diuréticos, oxígeno y otros fármacos cardiovasculares), tratamiento farmacológico específico, tratamiento intervencionista, tratamiento quirúrgico y trasplante.

Factores de riesgo de la hipertensión pulmonar

La hipertensión arterial pulmonar puede afectar tanto a hombres como a mujeres de todas las edades y razas.

Entre los principales factores de riesgo está el consumo de algunos fármacos adelgazantes. También puede propiciar la aparición de la patología el consumo de drogas como las anfetaminas, las metanfetaminas, la cocaína y los agentes quimioterapéuticos. El aceite de colza desnaturalizado es otro de los factores de riesgo de la hipertensión arterial pulmonar.

Asimismo, pueden ser más propensas a desarrollar hipertensión arterial pulmonar aquellas personas que sufren enfermedades del tejido conectivo, cortocircuitos sistémico-pulmonares congénitos, hipertensión portal o infección por VIH. Otros factores de riesgo son las enfermedades tiroideas, enfermedades de depósito de glucógeno, enfermedad de Gaucher, telangiectasia hemorrágica hereditaria, hemoglobinopatías, enfermedades mieloproliferativas o esplenectomía.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

Códex: ES-NON-03430 (Creado: Mayo 2024).

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Información adicional

Derechos de los pacientes

07 de julio de 2025

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¿Cuáles son los derechos y deberes del paciente?

Índice

  1. ¿Cuáles son los derechos del paciente?
  2. Los deberes del paciente
  3. Marco regulatorio legal
  4. Promoción de los derechos de los pacientes

Todos podemos ser pacientes en cualquier momento de nuestras vidas. Si bien, en sentido estricto, paciente es aquella persona que padece física y corporalmente, y especialmente quien se halla bajo atención médica. También se define como paciente la persona que es o va a ser reconocida médicamente.

¿Cuáles son los derechos del paciente?

De forma general, los pacientes españoles gozan de una serie de derechos que se engloban en ocho grandes áreas:

  • Acceso a la atención sanitaria: los pacientes tienen derecho a obtener los productos sanitarios y medicamentos necesarios, a ser atendidos dentro de un plazo adecuado y de acuerdo a criterios éticos, de equidad y a solicitar una segunda opinión médica.
  • Autonomía del paciente: recibir toda la información previa a cualquier procedimiento diagnóstico o terapéutico, a escoger entre las diferentes opciones existentes y a renunciar a recibir los tratamientos o actuaciones sanitarias propuestas.
  • Intimidad y confidencialidad: los pacientes tienen derecho a ser atendidos en condiciones que garanticen su intimidad, dignidad, autonomía y seguridad. Por otro lado, tienen derecho a la confidencialidad de la información relacionada con su enfermedad y a acceder a los datos personales obtenidos en el proceso asistencial.
  • Experimentación e investigación científica: derecho a saber si los procedimientos de pronóstico, diagnóstico y terapéuticos pueden ser utilizados para un proyecto docente o de investigación, sabiendo que nunca comportará un peligro adicional para su salud.
  • Prevención de la enfermedad y la protección de la salud: se refiere al derecho a conocer los problemas de salud de la colectividad que supongan un riesgo para la salud, así como al derecho a que esa información se difunda en términos comprensibles y verídicos.
  • Información asistencial y acceso a la documentación clínica: los pacientes tienen derecho a recibir información sobre las prestaciones y servicios que se ofrecen, así como al acceso a su historia clínica, documento completo que recogerá toda la información acerca de su estado de salud y de las actuaciones clínicas y sanitarias llevadas a cabo.
  • Participación de los pacientes y usuarios: se recoge el derecho a conocer y a poder identificar, en cualquier situación, a los profesionales que prestan la atención sanitaria. También, el derecho a prestar reclamaciones y sugerencias.
  • Calidad y la seguridad asistencial: los pacientes tienen derecho a una asistencia sanitaria de calidad humana y científico-técnica, así como a una atención segura, basada en protocolos de seguridad clínica consensuados y actualizados.

Los deberes del paciente

Las personas que viven con una enfermedad tienen también que saber que su colaboración es fundamental y por ello se habla también de los deberes de los pacientes. Por ejemplo, tienen la obligación de colaborar en el cumplimiento de las normas e instrucciones establecidas en las instituciones sanitarias. Eso incluye tratar con el máximo respeto al profesional sanitario, a los otros enfermos y a sus acompañantes y colaborar en el buen mantenimiento de las instalaciones sanitarias.

Asimismo, todos los pacientes tienen el deber de solicitar información sobre las normas de funcionamiento de la institución sanitaria que le esté atendiendo y sobre los canales de comunicación existentes en la misma. También han de conocer el nombre de su médico.

Por otro lado, existe el deber de firmar el documento de alta voluntaria en caso de que no se acepten los métodos de tratamiento propuestos frente a su enfermedad y el de responsabilizarse del uso adecuado de las prestaciones ofrecidas por el sistema sanitario, fundamentalmente en lo que se refiere a la utilización de servicios, procedimientos de baja laboral o incapacidad permanente y prestaciones farmacéuticas y sociales.

Marco regulatorio legal

La Constitución Española:

  • Concretamente, en el artículo 43 de la Constitución se reconoce el derecho a la protección de la salud, siendo competentes los poderes públicos para organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas, así como de las prestaciones y los servicios que se consideren oportunos y necesarios. Los poderes públicos también fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el deporte.

Leyes y reglamentos:

  • Se desarrolló una regulación básica en la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, en la que se reconoce el derecho al respeto de la personalidad, dignidad e intimidad del paciente. Recoge también el derecho a la no discriminación, a estar informado sobre los servicios sanitarios, el derecho a la confidencialidad y a la asignación de un médico que notifique los procedimientos.
  • La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica centra su atención en la voluntad de humanización de los servicios sanitarios.
  • Siete meses después, surge la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, que, entre otros, cuenta con diferentes objetivos como:
    • La prestación de servicios a los usuarios del Sistema Nacional de Salud en condiciones de igualdad y calidad.
    • El aseguramiento universal y público por parte del Estado.
    • La coordinación y cooperación de las Administraciones públicas sanitarias.
    • Prestación de una atención integral de la salud.
    • La financiación pública del Sistema Nacional de Salud.
    • Igualdad de oportunidades y la libre circulación de los profesionales sanitarios.
    • Colaboración entre los servicios sanitarios públicos y privados.
    • La colaboración de las oficinas de farmacia con el Sistema Nacional de Salud.
  • Finalmente, en el año 2018 se aprueba el Real Decreto-Ley 7/2018, que regula el acceso al Sistema Nacional de Salud en condiciones de equidad y de universalidad para todos los residentes en España.

Promoción de los derechos de los pacientes

Los derechos de los pacientes son un eje básico de las relaciones clínico-asistenciales y sobre ellos han mostrado su preocupación todas las organizaciones internacionales con competencia en la materia. Un interés que empezó a hacerse visible tras el fin de la Segunda Guerra Mundial por parte de organizaciones como Naciones Unidas, la UNESCO, la Organización Mundial de la Salud (OMS) o, el Consejo de Europa y la Unión Europea.

Ante la importancia creciente de los derechos de los pacientes, estos organismos han promovido declaraciones o desarrollado normas jurídicas bien sobre aspectos genéricos bien sobre cuestiones específicas. Pero sin duda, el más importante, sobre todo por su trascendencia y su papel como punto de referencia, es la Declaración Universal de derechos humanos, del año 1948.

En su artículo 25 se reconoció que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.

A partir de ahí, han ido apareciendo múltiples declaraciones internacionales de mayor o menor alcance e influencia que se han referido a dichas cuestiones:

  • En 1994 con la Declaración sobre la Promoción de los Derechos de los Pacientes en Europa, promovida por la Oficina Regional para Europa de la OMS, que tras la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se convirtió en un referente en el ámbito más estrictamente sanitario.
  • Dos años después, en 1996, se aprobó por unanimidad en la OMS la Carta de la Reforma de la Atención Sanitaria de Ljubljana, en el que se reconoció que “debe haber cobertura universal y acceso equitativo para toda la población a la asistencia necesaria”.
  • Un año más tarde se celebró la 4ª Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud, surgió la Declaración de Yakarta sobre la Promoción de la Salud en el s. XXI, que ofrece una visión y enfoque para la promoción de la salud en este siglo.
  • En mayo de 1998, fue adoptada, durante la 51ª Asamblea Mundial de la Salud, la Declaración Mundial de la Salud. Firmada por todos los países miembros de la OMS, la Carta Mundial de la Salud supone un espaldarazo a la salud como uno de los derechos fundamentales de todo ser humano. A su vez, afirma la dignidad y el valor de cada persona, así como la igualdad de derechos y deberes y la responsabilidad compartida de todos en lo que a salud se refiere.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

Codex: ES-NON-00454.

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cáncer de cabeza y cuello

Cáncer de cabeza y cuello

18 de abril de 2024

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Descubre los tipos de cáncer de cabeza y cuello

Índice

  1. ¿Qué es el cáncer de cabeza y cuello?
  2. Tipos de cáncer de cabeza y cuello
  3. Síntomas del cáncer de cabeza y cuello
  4. Factores de riesgo del cáncer de cabeza y cuello
  5. Diagnóstico y tratamiento del cáncer de cabeza y cuello

El cáncer de cabeza y cuello es el sexto tipo de cáncer más común en el mundo. En 2024 se registraron en España, aproximadamente, más de 10.000 nuevos casos. La edad media de aparición de este tipo de cáncer está  por encima de los 50 años, aunque algunos más específicos como el de nasofaringe y glándulas salivares pueden tener una aparición más temprana.

¿Qué es el cáncer de cabeza y cuello?

El término cáncer de cabeza y cuello engloba un grupo de tumores de carácter maligno localizados en los senos paranasales, nasofaringe, orofaringe (amígdala, paladar blando, base de lengua), hipofaringe, laringe, cavidad oral (mucosa oral, encía, paladar duro, lengua y suelo de boca) y glándulas salivares. Dentro de esta clasificación se excluyen los tumores de la piel, cerebrales y tiroideos.

Dado el carácter heterogéneo en términos de origen y comportamiento que caracteriza a este grupo de tumores, los clasificamos en cinco categorías distintas de acuerdo con la zona de la cabeza o del cuello en la que empiezan.

Tipos de cáncer de cabeza y cuello

  • Cáncer de laringe: los principales síntomas son la ronquera, dificultad para tragar, problemas para respirar y dolor. La laringe es un conducto corto formado por cartílago situado justo abajo de la faringe en el cuello. El otorrinolaringólogo es el encargado de realizar el diagnóstico del cáncer de laringe.
  • Cáncer de nasofaringe o cavum: se ubica en la parte más alta de la faringe, detrás de las fosas nasales, justo por delante de la columna cervical. Los síntomas suelen ser tardíos y relacionados con la dificultad para respirar, oír (por obstrucción de las trompas de Eustaquio) o sangrado nasal.
  • Carcinoma de orofaringe y cavidad oral: la orofaringe es la parte de la faringe que se inicia por detrás de la boca. El carcinoma de orofaringe y cavidad bucal incluye todos los tumores que se desarrollan en los labios, el paladar blando, el paladar duro, la lengua y las amígdalas.
  • Tumores nasales y de senos paranasales: los senos paranasales se ubican anatómicamente en las cavidades de los huesos faciales y se caracterizan por ser estructuras aéreas; mientras que la cavidad nasal es el espacio hueco que hay dentro de la nariz.
  • Tumores de las glándulas salivares: las glándulas salivares se subdividen en glándulas mayores y menores; dentro de las glándulas mayores se recogen la parótida, submaxilar y sublingual. Es en estas mismas donde fundamentalmente se localizan los tumores, aunque en general los tumores de las glándulas salivares tienen una frecuencia relativamente baja.

Síntomas del cáncer de cabeza y cuello

Varían en función del tipo de tumor, es decir, del lugar donde se localiza.

Algunos de los síntomas pueden ser:

  • Un bulto en el cuello.
  • Una llaga en la boca o en la garganta que no sana y duele.
  • Dolor de garganta que no desaparece.
  • Dificultad para tragar.
  • Cambio o ronquera en la voz.

Además, algunos de ellos, por zonas específicas, pueden ser:

  • En la cavidad oral se puede presentar un parche blanco o rojo en la encía, la lengua o revestimiento de la boca, bulto o inflamación en el maxilar o sangrado poco común en la boca.
  • En la faringe, algunos síntomas comunes que pueden presentarse incluyen dolor al tragar, dolor persistente en el cuello o garganta, molestias o zumbido en los oídos, así como dificultad para la audición.
  • En la laringe, dificultad para respirar o hablar; dolor al tragar o dolor de oído.
  • En los senos paranasales y la cavidad nasal, algunos signos y síntomas que se pueden experimentar incluyen congestión persistente de los senos paranasales, infección crónica de los senos paranasales (sinusitis) que no responde al tratamiento con antibióticos, sangrado nasal, dolores de cabeza frecuentes, inflamación u otras alteraciones oculares, dolor en los dientes superiores, o dificultades relacionadas con prótesis dentales.
  • En las glándulas salivales puede aparecer hinchazón debajo en la zona submentoniana o alrededor del maxilar, adormecimiento o parálisis de los músculos faciales, así como dolor persistente en la cara, el mentón o el cuello.

Factores de riesgo del cáncer de cabeza y cuello

Algunos de los factores de riesgo para el cáncer de cabeza y cuello pueden ser:

  • Tabaco y alcohol: son los dos factores de riesgo más importantes de este tipo de cáncer, especialmente de la cavidad oral, orofaringe, hipofaringe y laringe. Al menos el 75% de los cánceres de cabeza y cuello son causados por el uso de tabaco y alcohol.
  • Virus del papiloma humano: La infección por tipos de virus del papiloma humano (VPH) que causan cáncer, sobre todo el VPH de tipo 16, es un factor de riesgo de los cánceres de orofaringe que afectan las amígdalas o la base de la lengua.
  • Dieta con carencias: el déficit de vitaminas, fundamentalmente A y C, puede contribuir al inicio de estos tumores
  • Higiene bucal: la escasa higiene bucal y las zonas de roce de las prótesis dentales mal ajustadas se relacionan con los tumores de orofaringe fundamentalmente.
  • Infecciones: La infección por el virus de Epstein-Barr es un factor de riesgo de cáncer de nasofaringe y de cáncer de glándulas salivales.
  • Radiaciones: los trabajadores al aire libre están expuestos a radiaciones ultravioletas, presentando una mayor incidencia de cáncer de labio inferior.
  • Genética: Algunos trastornos genéticos, como la anemia de Fanconi, aumentan el riesgo de presentar lesiones precancerosas y cánceres a una edad temprana.

Diagnóstico y tratamiento del cáncer de cabeza y cuello

No existen programas eficaces para la detección precoz de cáncer de cabeza y cuello. Ante la sospecha de un posible cáncer de cabeza y cuello, el médico puede realizar al paciente un minucioso examen físico y una valoración clínica que puede ayudar a diagnosticar tumores en estadios precoces, muchas veces asintomáticos.

Una prueba irrefutable para la confirmación de un diagnóstico de cáncer, es realizar una biopsia. La biopsia consiste en extraer una muestra de tejido o de células para examinarla con un microscopio.

Otras pruebas diagnósticas son la tomografía computarizada (TC), la tomografía por emisión de positrones (PET) o la resonancia magnética nuclear (RMN) con las que se puede determinar el alcance de la enfermedad (estadio), entre otras.

En cuanto a los tratamientos, hay diferentes según modalidades:

  • Cirugía: es el tratamiento primario en tumores precoces y en los enfermos que presenta recaídas tumorales operables.
  • Radioterapia: usado en tumores pequeños o paciente que no pueden ser sometidos a cirugía, se trata de ondas de radiación de alta energía para destruir las células cancerosas en el tumor y su alrededor. Puede destruir las células o bien detener su crecimiento cuando se administra a altas dosis.
  • Quimioterapia: fármacos con la finalidad de destruir las células tumorales. Se administra habitualmente por vía venosa, si bien algunos medicamentos se pueden administrar por la boca.
  • Inmunoterapia: busca estimular las defensas naturales del cuerpo con el objetivo de que estas combatan el cáncer.
  • Anticuerpos monoclonales: son fármacos intravenosos que actúan aprovechando la reacción que el sistema inmunitario genera a agentes extraños. En el caso de los anticuerpos monoclonales, esta respuesta inmune se puede utilizar para producir anticuerpos dirigidos contra una molécula específica; puede combinarse con la radioterapia y la quimioterapia al actuar de forma diferente.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de tu médico.

CODEX: ES-NON-02914 (fecha de creación: abril 2024).

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enfermedad de crohn

Enfermedad de Crohn

17 de junio de 2024

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Enfermedad de Crohn

Índice

  1. ¿Qué es la enfermedad de Crohn?
  2. Síntomas frecuentes de la enfermedad de Crohn
  3. Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Crohn
  4. Complicaciones de la enfermedad de Crohn
  5. Dieta recomendada para los pacientes con enfermedad de Crohn

¿Qué es la enfermedad de Crohn?

La enfermedad de Crohn es una dolencia crónica que forma parte de las llamadas Enfermedades Inflamatorias Intestinales (EII). Como resultado de esta enfermedad, se produce inflamación en distintas zonas del tracto digestivo, desde la boca hasta el ano. Generalmente la zona más afectada en la mayoría de los casos el intestino delgado, en especial el extremo final conocido como íleon.

Actualmente, se desconoce la causa de la enfermedad de Crohn. La mayoría de los expertos defiende que se trata de un cúmulo de factores1. Entre los posibles factores se encuentran causas genéticas, donde determinados genes pueden inducir cambios inmunitarios en respuesta a desencadenantes ambientales. Otros posibles factores o desencadenantes ambientales son bacterias que se encuentran en el intestino y que forman parte del microbioma, la dieta, los virus, el estrés o el tabaquismo.

Síntomas frecuentes de la enfermedad de Crohn

Debido a que la Enfermedad de Crohn es una es una patología crónica, los pacientes padecerán períodos en los que la enfermedad está activa y causa síntomas, y períodos en los que la enfermedad no causa síntomas, conocido como remisión.

No se puede predecir cómo progresará la enfermedad una vez diagnosticada. Hay personas cuyos períodos de remisión pueden durar meses o años, aunque, generalmente, los síntomas regresan en algún momento.

Los signos y síntomas de la enfermedad de Crohn pueden variar de leves a graves y suelen desarrollarse progresivamente, aunque pueden aparecer de repente, sin previo aviso.

Cuando la enfermedad está activa, normalmente se incluyen entre los síntomas:

  • Dolor y cólicos abdominales
  • Diarrea o estreñimiento
  • Fisuras y úlceras
  • Fatiga
  • Presencia de sangrado en las heces
  • Fiebre
  • Falta de apetito y pérdida de peso

También, pueden producirse otros síntomas fuera del intestino como: úlceras en la boca, inflamación en los ojos, dolor e hinchazón en las articulaciones, ulceraciones/erupciones en la piel, piedras en el riñón u osteoporosis.

Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Crohn

El médico para determinar el diagnóstico comenzará revisando el historial médico completo del paciente y de sus familiares, además de realizar un examen físico.

Entre las pruebas diagnósticas que el médico puede solicitar si existe sospecha de enfermedad de Crohn, se encuentran:

  • Análisis de sangre
  • Análisis de heces
  • Endoscopia y biopsia
  • Pruebas de imagen

En definitiva, detectar la enfermedad de Crohn no siempre es fácil, ya que hay múltiples dolencias con los mismos síntomas, incluidas otras enfermedades inflamatorias intestinales.

Aunque todavía no existe cura para la enfermedad, existen tratamientos que tratan de mantenerla controlada. En definitiva, se trata de que la enfermedad se mantenga en período de remisión (asintomática). Y, cuando se produzca un brote, recibir tratamientos para mejorar la calidad de vida.1 Existen cinco categorías de medicamentos utilizados en enfermedad de Crohn:

  • Aminosalicilatos
  • Corticosteroides
  • Inmunomoduladores
  • Terapias biológicas
  • Antibióticos (para tratar infecciones, abscesos, fístulas)

Para mantener la enfermedad controlada, es recomendable seguir las instrucciones de su médico y tomar el tratamiento recetado.

Complicaciones de la enfermedad de Crohn

Cuando las personas que padecen enfermedad de Crohn reaccionan correctamente al tratamiento médico es posible que nunca necesiten cirugía. La cirugía puede requerirse cuando las terapias médicas ya no son capaces de controlar la enfermedad o cuando se deben tratar complicaciones.

Entre las posibles complicaciones que requieren cirugía se encuentran:

  • La obstrucción intestinal, debida al estrechamiento y formación de cicatrices en el intestino, puede bloquear el flujo de los contenidos digestivos.
  • Úlceras o fístulas.

En la mayoría de los casos, la cirugía consiste en extraer el segmento del intestino afectado. Esto se denomina resección.

Otro tipo de complicación ajena a la cirugía es la desnutrición. Esto se debe a que los síntomas como diarrea o dolor abdominal pueden ser un impedimento a la hora de ingerir los alimentos, así como a la hora de asimilar los alimentos en el intestino.

Dieta recomendada para los pacientes con enfermedad de Crohn

Se recomienda seguir una dieta lo más variada posible, ya que el objetivo principal es prevenir y corregir la desnutrición calórico-proteica y otros déficits de nutrientes. Las proteínas, el calcio y el hierro son algunos de los componentes que más se deben tener en cuenta. Las proteínas se pueden obtener de los huevos, carnes, pescados, legumbres, así como de la leche y sus derivados. Las fuentes de calcio por excelencia se encuentran en la leche y los derivados lácteos. El hierro, también esencial, se encuentra principalmente en las carnes rojas, el hígado, las legumbres, cereales y frutos secos.

En la actualidad, no está demostrado que ningún alimento concreto desencadene brotes de enfermedad de Crohn o haga empeorar la dolencia. Aunque no hay alimentos específicos que agraven la inflamación de la enfermedad, algunos pueden llegar a agravar los síntomas. Algunos consejos alimenticios que puedes seguir son:

  • Reducir alimentos grasos.
  • Evitar comidas abundantes. Es mejor preparar comidas con menor cantidad, pero mayor frecuencia.
  • Evitar bebidas carbonatadas y restringir la cafeína.

No existe una dieta única que sea efectiva para todas las personas que padecen la enfermedad de Crohn. Sólo se deben evitar aquellos alimentos que el paciente identifique, que empeoran tus síntomas.

El contenido que se proporciona en este documento es información general. En ningún caso debe sustituir ni a la consulta, ni las recomendaciones de su médico.

ES-NON-03224 (Creado: Junio 2024).

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